BOLIVAR Y LA RELIGION

                             escrito por LUIS ALBERTO MACHADO SANZ

Abogado 

                                    machadosanz@gmail.com

                                 @caballitonoble 

1- En relación al tema de Bolívar y la religión, comenzaremos con la devoción mariana del Libertador. Lo primero que sobre este punto haremos, será citar la siguiente anécdota que narra el Hermano Nectario María:

Bolívar “castigó públicamente la blasfemia. Como fue el caso de un ex religioso, que en una comida en la localidad de Cipaquirá, llegó a blasfemar de la Santísima Virgen María. Luego de oír esto, Bolívar se levantó de su asiento como un rayo, acercarse al ex religioso, dar un golpe terrible en la mesa y decirle:

Calle el insolente. ¿Cómo se atreve usted a proferir semejante blasfemia? Ni a mi mismo padre sufriría que blasfemase de Nuestra Señora.

Señor Barriga- agregó dirigiéndose al jefe militar de la plaza- vea usted, tome cuatro lanceros y lleven a este insolente y mal educado a Bogotá, y lo entreguen allí al Padre Provincial para que le enseñe la doctrina y algunos elementos de urbanidad” (Fin de la cita).  Nectario M., H., op. cit., p. 36.

2-  Luego de la anécdota anterior, pasaremos a transcribir un extracto del artículo de “Simón Bolívar y su devoción a la Virgen”, de Cesáreo José Espinal Vásquez, publicado en el diario La Voz, del 20 de diciembre de 2015:

“Recientemente, mi distinguido amigo el Pbro. Ramón Winke ha publicado un libro que constituye un excelente trabajo histórico, sobe “La devoción a la Virgen de los Próceres de la Independencia”, en donde refiere la devoción de Belgrado, San Martín, O’Higgins, Ribas, Bolívar, Sucre y otros… 

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte Palacios y Blanco, nació en la provincia de Caracas el 24 de julio de 1783 y falleció el 17 de diciembre de 1830. En su niñez aprendió en el regazo de su madre María Concepción Palacios y Blanco, el avemaría y el padre nuestro, hasta su fallecimiento, quedando Bolívar de nueve años de edad en manos de su tío. Doña Concepción Palacios fue una dama virtuosa llena de amor y comprensión ante los avatares de la época, devota de la Inmaculada Concepción, quien al fallecer el 6 de julio de 1792, fue sepultada con hábito de monjas del Convento de la Concepción.

Bolívar fue el cuarto de sus hijos, a quien le enseñó rezar con el rosario en sus manos… famoso y bello rosario… En 1799, Bolívar llegó a Veracruz y luego visitó a ciudad de México, quedando asombrado del gran culto a la Virgen de la Guadalupe. En la lucha por la independencia, Bolívar cultivó siempre su devoción a la Virgen. En 1825, en compañía del Mariscal Antonio José de Sucre, visitó el pueblo de Cayma, en la ciudad de Arequipa y oraron en el Santuario de la Virgen de la Candelaria y a un lado del Santuario almorzó quedando para siempre el lugar como “el comedor de Bolívar”.

“En la carta de Jamaica, (septiembre de 1815) invocó a la Virgen de la Guadalupe. Durante su presencia en Charcas o Chuquisaca, Bolívar recibió del Cabildo Eclesiástico el hermoso relicario de Charcas… El 9 de diciembre de 1825, siendo el primer aniversario de la Batalla de Ayacucho, Bolívar y Sucre, asistieron al Tedeum, dándole gracias a Dios y la Virgen por el triunfo de esa magna batalla.

Hacer el recorrido cronológico de las visitas a los Templo y Santuarios por Bolívar, es prolijo de ese bello libro del Pbro. Ramón Winke… (Fin de la cita). 

El bello libro que cita Cesáreo José Espinal Vásquez se titula “El Voto del General José Félix Ribas a la Inmaculada Concepción/La devoción del Libertador a la Virgen” de Monseñor Ramón Vinke. 2011. Editorial Arte con ocasión de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia de Venezuela.

En dicho libro, entre otros asuntos, nos explica que después del atentado en Bogotá contra el Libertador, del 25 de Septiembre de 1828, se refugió debajo del ”Puente del Carmen”. Se atribuyó la salvación de su vida de las manos criminales y magnicidas, a la poderosa intercesión de la Santísima Virgen María Madre de Dios, bajo la advocación de la Virgen del Carmen, hoy en día Patrona de Chile. También en dicho libro, el Padre Winke nos explica que un mes antes de la Batalla de Carabobo, Bolívar visitó la Iglesia Parroquial de Guanare e imploró el auxilio, la protección y la ayuda de la Virgen María, bajo la advocación de Coromoto. 

 


A raíz de la publicación de dicho libro, Macky Arenas le hizo una entrevista al Padre Ramón Winke. La entrevista se hizo el 19 de agosto 19 de 2011. Fue hecha para el diario “ABC de la semana” y “Reporte Católico Laico”. Reproduciremos un extracto de dicha entrevista:

 

“– ¿Cómo se le ocurrió adentrarse en esa temática?

–  Es una especie de propuesta, en el contexto de la celebración del Bicentenario, para profundizar en la lectura del proceso independentista en clave mariológica, es decir, a partir del estudio documental de acontecimientos y personajes, destacando entre ellos la devoción a la Virgen María por parte del Libertador Simón Bolívar y el General José Félix Ribas.

– ¿Nuestra identidad nacional como país cristiano- católico está vinculada al culto mariano?

–  El ideal de libertad, en el corazón de nuestros Próceres, estuvo motivado, guiado, inspirado y ejecutado, por la acción salvadora de la Santísima Trinidad  y la poderosa intercesión de la Virgen María en diversas advocaciones, particularmente la Inmaculada Concepción. Es evidente la adhesión a la fe de la Iglesia Católica, que sirve como instrumento de mediación, de la mano de sus Pastores, para acompañar el proceso independentista.

– ¿Por qué la vinculación de Ribas con la Inmaculada Concepción?

–  Le atribuye el triunfo en la Batalla de La Victoria (12 de febrero de 1814). En un momento dado del combate él percibe que las cosas no van bien, se mete en una iglesia y se encomienda a Ella. Posteriormente, una vez ganada la batalla, envía un oficio al Ayuntamiento de Caracas, constatando que el triunfo se debía a la sangre derramada, pero también a la “protección visible” de María Santísima. El Ayuntamiento asume el Voto del General Ribas, que también aprueba el Libertador. Todo eso está perfectamente documentado en las actas del Cabildo y otros documentos de la época.

– ¿En dónde están las raíces de esa fe?

– Las encontramos en las familias, en los maestros, como el Padre Andújar y en el ambiente cultural-religioso que fue marcando convicciones y motivaciones profundas, hasta expresarlas públicamente. Así sucedió en la deposición de Vicente Emparan (19 de abril de 1810); de modo explícito en el Acta de Independencia (5 de julio de 1811); en la Batalla de Carabobo (24 de junio de 1821) y en la victoria del General Antonio José de Sucre en Ayacucho. Este último también hizo como Ribas, diez años después, un voto a la Inmaculada Concepción (9 de diciembre de 1824) durante la batalla que selló la independencia de los países de habla hispana en la América del Sur. Sucre considera como “primer deber de un católico rendir homenaje de reconocimiento al Dios de las batallas, cuya protección a favor de la causa de la independencia fue visible”.  De hecho, las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, al jurar la Independencia de Venezuela, juraron también la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

 

 PATRIOTISMO RELIGIOSO

 

– ¿Quiere decir que en todos los momentos importantes de la vida de nuestros patriotas hay un detalle con la Virgen?

– Absolutamente y la historia señala que jamás la Virgen los abandonó, siempre los protegió y ellos testimoniaron esa vivencia de manera pública. Por Decreto del Congreso Constituyente del Perú, la Virgen de Las Mercedes fue declarada Patrona de las Armas de la República en 1823,  tiempos en que Bolívar era suprema autoridad militar. Ella siempre acude en nuestro auxilio cuando le elevamos una oración justa y sentida. Los héroes republicanos pudieron experimentar estas manifestaciones de la Virgen en momentos estelares de la Guerra de Independencia. Muchos son los casos inéditos, omitidos por los historiadores nacionales, que ilustran la devoción mariana de nuestros patriotas.

"La devoción mariana nos viene de Europa, donde la madre ha jugado un papel muy importante”.

 – ¿Bolívar incluido?

–  Desde muy joven y hasta su lecho de muerte expresa su conciencia de tener la misión, confiada por Dios, para romper y liberar las cadenas de la opresión; de proteger y mantener la religión cristiana católica “hasta que muera”; de rendir gratitud y honores a la Madre de Dios, la “Virgen de la libertad”, la Inmaculada Concepción; de impartir la Religión en las escuelas y las ciencias eclesiásticas en la Universidad; de predicar la moral cristiana, la paz y la concordia, ya que “sin la conciencia de la Religión, la moral carece de base”. Eso lo tenía muy claro.

 

LA DEVOCIÓN MARIANA

 

– ¿Cómo delinear, entonces, el perfil religioso de Bolívar?

–  Como una vez declararon los Obispos de Venezuela, “Aunque no podríamos proponer a Bolívar como paradigma de la vida cristiana…no se puede negar su continuada actitud de aceptación, respeto y apoyo para con la religión, su asistencia a los actos de culto con una espontaneidad ajena al protocolo, su visita respetuosa a los Santuarios como el de Chiquinquirá y el de Guanare antes de la jornada de Carabobo y su recurso a la plegaria en los momentos críticos”. Tampoco se puede ignorar la impresionante ortodoxia que encuentran quienes estudian el perfil de Bolívar como estadista y gobernante, al buscar el necesario y conveniente recurso al Papa como solución real y efectiva de los problemas eclesiásticos del nuevo orden, concretamente la cuestión del Patronato Eclesiástico.

– ¿Cuáles gestos puede citar del Libertador que hablen de su devoción mariana?

– Comencemos por la gran devoción familiar a la Virgen Inmaculada. Su madre, Doña María de la Concepción Palacios y Blanco era una mujer sumamente piadosa. Una de sus prendas más preciadas era un Rosario de filigrana de plata y cuentas de madreperla que forma parte del lote de joyas del Libertador adquiridas por el BCV en 1988. Esa piedad la transmitió a sus hijos.  Fue enterrada vistiendo el hábito de Ntra. Sra. de la Concepción.  En plena Batalla de Pantano de Vargas, Bolívar invoca a la Virgen del Rosario de Tutazá. También acude a encomendarse a la Virgen de Coromoto en la Iglesia Parroquial de Guanare e implorar su auxilio faltando un mes para la Batalla de Carabobo.  Igualmente, hace referencia a la Virgen de Guadalupe en la Carta de Jamaica y se postra a orar ante al imagen de la Virgen del Socorro en Huanchaco antes de salir a la campaña del Perú. Otro dato de la historia es que el Cabildo Eclesiástico de Chuquisaca –hoy Sucre- le regaló al Libertador un hermoso relicario (broche de oro enjoyado), que representa a la Virgen Inmaculada del cual jamás quiso separarse.

– ¿Pensaría él que la Virgen tuvo que ver con la manera casi milagrosa como salvaba su vida tras cada atentado?

 – Puntualmente, después del atentado del 25 de septiembre de 1828 en Bogotá, el Libertador se fue a refugiar debajo del Puente del Carmen, atribuyendo la salvación de su vida a la poderosa intercesión de la Madre de Dios bajo esa advocación.

– Protección, desvelos, amor…es lo que hace una madre. En este país las madres son auténticas heroínas. De alguna manera ese cariño nos refiere a la Virgen-Madre. Pero en Venezuela hay muchas. ¿Cuál es la nuestra?

– No sólo en Venezuela, sino en América Latina hay muchas. La devoción mariana nos viene de España, de Europa, de la cultura mediterránea, donde la madre ha jugado un papel muy importante. En Venezuela, las principales advocaciones datan de bastante antes de la Independencia. La Virgen de Coromoto tuvo una devoción durante la Independencia comparable a la que se profesaba a la Virgen de Loreto, que no es cualquier cosa. Se abandonó un poco luego de la guerra pues todo quedó muy destruido y pasamos mucho tiempo sin sacerdotes. Luego los obispos retomaron esa devoción pues, junto a la Guadalupe, la Virgen de Coromoto es la única “aparecida”, es decir,  de las antiguas, las que dejaron un testimonio físico de su aparición. Ella es nuestra Madre, nuestra patrona. Alrededor de la madre gira todo, es el centro del hogar. La madre es muy querida y en la Religión, también tenemos nuestra Madre que bajo cualquier advocación es una misma: la Virgen Santísima” (Fin de la cita).  

3- La extraordinaria entrevista habla por sí sola. Vamos a poner la lupa en lo siguiente que dijo el Padre Winke:

 

“En plena Batalla de Pantano de Vargas, Bolívar invoca a la Virgen del Rosario de Tutazá”.

 

Primero veamos en qué consiste la devoción de la Virgen de Tutazá y luego, previo la Batalla de Pantano de Vargas, veamos también la invocación que hizo Bolívar a la advocación de la Virgen del Rosario de Tutazá.  En efecto:

Narra el historiador Alfredo Cardona Tobón que “a 50 minutos de Duitama, en un contrafuerte cordillerano, está la pequeña población de Tutazá con tierra fértil que produce papa, cebada y pastos para su selecto hato lechero. Pueblan a Tutazá boyacenses recios, de ruana de lana, sombrero de fieltro y botas pantaneras. Es una tierra amable donde el tiempo no tiene prisa y la muerte no se agazapa en los caminos; allí el pasado convive con el futuro: la zona rural parece enmarcada en el siglo diecinueve y en el casco urbano vemos oficinas y colegios con modernas tecnologías al alcance de sus seis mil habitantes… A la entrada del templo colonial… enmarcado  en un parque lleno de flores, está…  la Virgen de  la aldea de  los tiestecitos… una imagen quiteña de la Virgen María, vestida con una amplia manta lujosamente adornada, una media luna a sus pies, en la mano derecha un rosario y en la izquierda el Niño Jesús…”(Fin de la cita).  

Veamos ahora cómo fue la invocación antes dicha que hizo Bolívar y continuemos con el mismo historiador Alfredo Cardona Tobón: 

“Después de las escaramuzas en Bonsa y Gámeza los patriotas llegaron a Tutazá en busca de víveres y combatientes. Uno y otros encontraron en la generosa población. Simón Bolívar recorrió las calles del poblado, que seguramente eran las mismas que uno recorre en la actualidad, y quedó asombrado con la cantidad de ollas, cazuelas, tazas, chorotes, tinajas y demás tiestos de barro cocido que producían los artesanos del caserío.

Bolívar cruzó la plaza y se dirigió al templo construido por los misioneros agustinos en el siglo dieciocho, se acercó al altar y se arrodilló ante una imagen quiteña de la Virgen María…Bolívar oró en silencio durante un largo rato; se levantó con reverencia y se dirigió al campamento a ultimar las estrategias para cortar el avance de Barreiro y el ejército del Rey hacia la capital del Virreinato.

Una semana después, las tropas desharrapadas y mal armadas de Bolívar chocaron con un enemigo superior en la Batalla del Pantano de Vargas; el combate fue reñido y sangriento, flaqueó la Legión Británica y la infantería  patriota y todo parecía perdido para las armas de la Republica”… (Fin de la cita).  

“El día 25 de Julio de 1819, en el epílogo de la batalla del Pantano de Vargas, los ejércitos realista e independentista, agotados tras combatir por espacio de 7 horas sin conseguir imponerse ninguno de los dos, José María Barreiro, comandante de la división española, echó sus restos de infantería y caballería por todo el centro del valle” (Esta última cita fue tomada de la enciclopedia Wikipedia).  

Vamos hacer un alto para comentar una de las frases más soberbias de la historia, cuidado si la más soberbia:

 “Ni Dios me quita la victoria” 

Esta frase la dijo el ya citado José María Barreiro según nos dice el ya citado el historiador Alfredo Cardona “al desplegar la caballería por el cerro del Cangrejo”. Sigamos con el historiador Alfredo Cardona:

“Bolívar observaba con angustia el desarrollo de la acción, “se nos vino la caballería… se perdió la batalla” dijo el Libertador al ver el avance de los escuadrones realistas que semejaban una culebra erizada de lanzas”.

Luego de esta frase el coronel patriota Juan José Rondón le dijo a Bolívar lo siguiente:

-“¿Cómo se va a perder mi general si mis llaneros y yo no hemos peleado? Déjenos hacer una entrada mi general”. 

Bolívar con más escepticismo que confianza replicó al coronel Rondón: 

“Haga lo que pueda. Salve usted la Patria”

“Y Rondón con 14 lanceros se lanzó como una tromba de muerte desconcertando al enemigo…”. Al mismo tiempo “Bolívar invocaba la ayuda de “la Virgen de allá… donde hacen los tiestecitos” (Fin de la cita).  

Sigamos ahora con la enciclopedia Wikipedia:

 “Los 14 lanceros respondieron de inmediato a la voz: «Que los valientes me sigan» realizando entonces una carga de caballería, seguido de cerca por el resto de los llaneros, que dispersó a las tropas españolas poniéndolas en retirada, con lo que finalmente los republicanos obtienen la victoria.

El Libertador conservó un inolvidable recuerdo de la decisiva participación de Rondón y un año después, en víspera del aniversario de la batalla, escribía: «Sin Rondón, yo no sé qué hubiera sido del pantano de Vargas»; y cada año, al acercarse el día de aquella victoria, solía decir: «Mañana es día de San Rondón» (Fin de la cita).  

Hemos querido resaltar la frase: «ni Dios me quita la victoria» que como antes copiamos, fue dicha por el comandante José María Barreiro. Esta frase resume la expresión más conspicua de lo que es el pecado capital de la soberbia. La soberbia es uno de los 7 pecados capitales. El parágrafo 2.514 del Catecismo de la Iglesia Católica dice que “el orgullo es el origen del primer desequilibrio en el hombre, el origen de todos los desequilibrios que hay en nosotros… El primer pecado es un pecado de orgullo”.

El comandante realista José María Barreiro retó a Dios. De su frase, se puede fácilmente concluir que el comandante Barreiro está infiriendo lo siguiente:

“Yo puedo más que Dios, soy más poderoso que Dios. Ni el mismo Dios me puedo derrotar”.

En la Sagrada Biblia se nos habla de la soberbia y nos explica muy bien lo relacionado con la soberbia del comandante José María Barreiro y también lo relacionado con la humildad de Bolívar al pedirle ayuda y protección a la Santísima Virgen María bajo la advocación de la Virgen del Rosario de Tutazá”:

 

"La soberbia es tan odiosa al Señor como a los hombres;…El comienzo de la soberbia en el hombre es apartarse del Señor y no tomar más en cuenta a Creador. El pecado es el comienzo del orgullo; al perseverar en el pecado se abren de par en par las puertas a la soberbia impía. Por eso, el Señor envió a los pecadores siniestros castigos... El Señor ha arrancado de cuajo a los orgullosos y en su lugar plantó a los humildes".  Libro de Sirácida (Eclesiástico) 10: 7,12-14.

Y al soberbio del comandante José María Barreiro, le vino el siniestro castigo. En efecto:

En la batalla de Boyacá, se volvieron a encontrar, el coronel Rondón y el comandante Barreiro:

“El 7 de agosto de 1819, el coronel Rondón, participó…de manera importante en la batalla de Boyacá, en la cual en lo más intenso de la contienda, Bolívar le ordenó un contraataque con los lanceros llaneros, que consiguió que los realistas retrocedieran en desorden e incluso un batallón de caballería huyera sin ofrecer resistencia. Al final de la lucha el ejército realista resulta rodeado y se rinde casi en su totalidad a las tropas de los independentistas…

Por otra parte, Pedro Pascasio Martínez, el niño soldado de 12 años, nació en una vereda del municipio de Belén, Boyacá, el 20 de octubre de 1807. Sus padres fueron don José Mercedes Martínez y María del Niño Jesús Rojas era de una familia campesina de escasos recursos y de gran honradez y honorabilidad.

El niño Pedro Pascasio trabajaba con la familia de don Juan José Leiva, el hogar escogido por el Libertador Simón Bolívar para su descanso en Belén. Cuando el Libertador conoció al niño Martínez, admiró su destreza y habilidad en el cuidado de los caballos y el señor Leiva, en atención al distinguido huésped le ofreció a Pedro Pascasio, quien fue recibido como ayudante del Libertador en el cuidado de sus cabalgaduras. 

 

Pedro Pascasio Martínez entró al Ejército Libertador en el Batallón Rifles, participó en las Batallas del Pantano de Vargas y del Puente de Boyacá y colaboró directamente en el cuidado de los caballos de Bolívar. 

En la noche del 7 de agosto de 1819, luego de la derrota de las tropas españolas en la batalla de Boyacá, el comandante del ejército español José María Barreiro se ocultó junto a otro oficial bajo unas rocas en inmediaciones al río Teatinos. En este lugar fue descubierto, lo cual originó un enfrentamiento donde el comandante Barreiro fue herido con una lanza y capturado por el niño soldado Pedro Pascasio Martínez, mientras el otro oficial murió a manos de un soldado apodado Negro José.

Cuando el oficial realista José María Barreiro se vio perdido, le ofreció al niño soldado Martínez, una faja con onzas de oro que llevaba en el cinto, a cambio de su libertad. Pero dignamente, Martínez le contestó:

"Siga adelante, si no, lo arriamos y le enristro de nuevo la lanza".

 

Barreiro y todos los oficiales españoles prisioneros fueron ejecutados el 11 de octubre, fusilados por orden de Francisco de Paula Santander…

La satisfacción y alegría del Libertador por el arresto de Barreiro y por la digna actuación del Soldado Pedro Pascasio Martínez, hizo que le hiciera un reconocimiento oficial, lo ascendió al grado de Sargento y le dio una gratificación de cien pesos. 

 

Tras culminar la guerra de Independencia, fue retirado del ejército y regresó a su población natal donde desempeñó los oficios de leñador y carguero hasta su muerte en 1885.

En 1880, el Congreso de Colombia por medio de la ley 93, reconoció su hazaña y le asignó una pensión de 25 pesos, la cual recibió en una sola oportunidad por lo dispendioso del viaje entre Bogotá y Belén (Fin de la cita. Hemos vuelto a utilizar la bibliografía de Wikipedia y le hemos añadido algunos comentarios del “Centro de Estudios del Ejército Nacional de Colombia”).

Simón Bolívar tuvo la humildad de haber invocado a la Madre de Dios, a la Santísima Virgen María bajo la advocación de la “Virgen del Rosario de Tutazá”. Jesucristo no le niega nada a su Madre como cuando por ejemplo le pidió que hiciera la conversión de agua en vino en las bodas en Caná de Galilea:

“Mujer, ¿qué nos importa a ti y a mí? Todavía no ha llegado mi hora” (Juan 2,4). La Virgen María le insistió y de alguna manera, lo “forzó” a hacer el milagro. Por ello, algunos han llamado a la Virgen María, “la omnipotencia suplicante” y otros lo han expresado de la siguiente manera: “por María, a Jesús”, porque puede, de su hijo Jesucristo, lograr todo lo que Ella le pida, aun lo que en principio, hasta Él pudiere negarse a realizar, tal cual pasó en las bodas de Caná, como acabamos de ver. 

El comandante realista José María Barreiro, quedó ante la historia como un soberbio. Y como todo soberbio, terminó siendo un perdedor. Como antes dijimos, el comandante Barreiro terminó fusilado por el general Santander, mientras que Bolívar por haber sido humilde y haber invocado a Dios a través de la Virgen del Rosario de Tutazá, terminó siendo un ganador, un triunfador y un libertador. La soberbia no paga, la humildad sí paga; lo acabamos de ver.

 

En “Cántico de la Virgen María”, el “Magníficat”, se lee lo siguiente:

“Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes” (Lucas 1, 51-52).

Y en la Epístola de Santiago 4: 6, se lee que “Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes”. 

En consecuencia, se pudiera concluir que en la Batalla de Pantano de Vargas y en la de Boyacá, Dios dispersó y resistió al soberbio de corazón del comandante José María Barreiro que perdió la Batalla de Pantano de Vargas y se vio forzado a huir en la de Boyacá. En su soberbia, Barreiro se creyó más que Dios y por eso le fue tan mal. En cambio, Dios enalteció y dio su gracia al Libertador Simón Bolívar que ganó ambas batallas, siendo la Batalla de Pantano de Vargas, el preámbulo de la Batalla de Boyacá siendo esta última batalla para los colombianos, lo que la Batalla de Carabobo fue a los venezolanos, siendo la victoria de la batalla Boyacá la que selló la independencia de Colombia; tanto así, que el 7 de agosto, día de la victoria de la Batalla de Boyacá, es el día de la toma de posesión del nuevo presidente colombiano.

La humildad de la inclinación ante Dios, ya la había demostrado Bolívar en momentos anteriores, como por ejemplo los siguientes:

 

I- Al explicar en la iglesia de San Francisco en Caracas, los grandes logros de la Campaña Admirable del año 1813, Bolívar expresó lo siguiente: “la Providencia y no mi heroísmo, ha operado los prodigios que admiráis” (en Caracas, el 2 de enero de 1814).

 

II- En 1821, el Libertador se traslada a Cúcuta. Entre las cosas que hace es ir a la Iglesia y participar en la celebración del himno Te Deum. En el momento de la bendición, se levanta de su asiento, toma la bandera, la inclina ante el Santísimo dando un golpe con el asta en el suelo y exclama: 

"Solo ante Ti, Señor, se inclinan esta bandera”.

(Retrato de Juan José Rondón por Constancio Franco)

(Monumento de los lanceros del Pantano de Vargas)

(Monumento a Pedro Pascasio Martínez y Negro José en inmediaciones al Puente de Boyacá).

4- Monseñor Alfonso de Jesús Alfonzo Vaz es un ilustre y santo prelado, quien al momento de escribir estas líneas, tiene casi 100 años de edad y 76 de haber sido ordenado sacerdote. Monseñor Alfonzo ha estudiado la religiosidad de Bolívar, entre otros libros, escribió el libro “Bolívar Católico”. Recientemente fue entrevistado por “Aleteia”, cuya entrevista fue reproducida por Reporte Católico Laico “durante un encuentro facilitado por el padre Juan Manuel Fernández, quien asiste al anciano sacerdote”. 

Citaremos unos párrafos de dicha entrevista, que son los siguientes:

El padre Alfonzo es “un sacerdote caraqueño, historiador y descendiente de Bolívar, al rescate de la verdad histórica tantas veces manipulada…

La afición de monseñor Alfonso Alfonzo Vaz por la obra del Libertador no es nueva, prácticamente comenzó en su etapa de adolescente. ...

De manera que el interés por conocer más de Simón Bolívar fue creciendo mientras fortalecía su vocación sacerdotal con apoyo del noveno arzobispo de Caracas, Felipe Rincón González (1916-1946), reveló más adelante. La ordenación sacerdotal de Alfonso de Jesús Alfonzo Vaz se produce el 23 de marzo de 1940, en Roma, al calor de la II Guerra Mundial. 

Explicó que realizó otras publicaciones como Religiosidad del Libertador, entre 1960 y 1970; y la tesis: ‘Bolívar, ¿incrédulo o creyente?’, que en 1984, le hizo merecedor del primer premio en un concurso del Banco Lara. “Ese libro antecedió a ‘Bolívar Católico’, el cual hice luego para ampliar el conocimiento de la fe del Libertador”, señaló.

Precisó que durante sus primeras investigaciones le llamó mucho la atención el matrimonio de Simón Bolívar con María Teresa del Toro y Alaysa, realizado en Madrid el 26 de mayo de 1802. 

– “¿Por qué le llamó la atención este episodio?”, se le requirió al investigador. – “Porque él era muy joven. Él tenía 19 años y ella 22, por lo cual hubo que pedir una dispensa al Papa Pío VII, así como a su tío Esteban. Eso está recogido en el libro…”

Pero el matrimonio de Simón Bolívar duró apenas ocho meses y tras la muerte de su esposa, el 22 de enero 1803, el futuro Libertador de América se hundió en un profundo pesar que desde Caracas lo hizo regresar a Europa a finales de ese año… 

Simón Bolívar retornó a Europa para mitigar su dolor. “Allí se encontró con Francisco de Miranda, Simón Rodríguez y Alejandro de Humboldt, entre otros, quienes le invitaron a meterse en la masonería ‘porque estamos conspirando contra el gobierno’, y en la masonería hay secretos que no se pueden divulgar como este…”

En el libro Diario de Bucaramanga del edecán del libertador, Luis Perú de Lacroix, del 11 de mayo de 1828, comentó acerca de una pregunta que este le hiciera a Bolívar sobre la masonería: “¿Es verdad que su excelencia fue masón?”. Bolívar habría respondido: “Es verdad yo me inscribí en la masonería pensando que podía servirme para mis ideas por la independencia, pero pronto me salí de ahí porque encontré unos pocos ilusos, bastantes ignorantes y muchísimos necios que juegan con intereses que no conocen…

Luego de estudiar por muchos años los documentos relacionados con su vida y obra, “hoy puedo decir con total claridad que el Libertador no fue masón ni practicante de cualquier rito o creencia que no fuera la religión católica”. (Fin de la cita).

En dicha entrevista el Padre Alfonzo también declara lo siguiente al periodista:

“Simón Bolívar fue un católico practicante como ninguno. Existe documentación completa no solo de su bautismo, confirmación y matrimonio, sino también de su constante invocación a Dios y del respeto a la Iglesia y al Papa, así como de sus actos de piedad. No dejaba las misas los domingos, y cuando iba a las campañas por la Independencia, llevaba un capellán…”

Otro episodio que monseñor Alfonso de Jesús Alfonzo Vaz ha investigado para corroborar la fe de Simón Bolívar, fue el desprendimiento de un regalo que le hicieron en Bolivia, en junio de 1825, durante su encuentro con el Mariscal Antonio José de Sucre.

Cuando llegó a Bolivia le hicieron un recibimiento apoteósico. El Gobernador le dio las llaves de la ciudad, hechas totalmente en oro macizo, comentó detallando el acontecimiento.

Al terminar la fiesta, Bolívar llamó al capellán de nombre Fraile Torres, y le dijo: “esto es para Usted, fraile. Mande a hacer una Patena para que se recuerde de mi durante la celebración del Sacrificio de Nuestro Señor”, contó.

“¿Era o no era católico, eh?” preguntó con gran entusiasmo al redactor tras considerar que su premisa era certera y quedaba demostrada con este suceso de la historia bolivariana” (Fin de la cita).

5- La libertad es un concepto cristiano. Veamos:

El 14 de octubre de 1814, Bolívar es proclamado como Libertador en el templo San Francisco de Caracas. La palabra Libertador viene de libertad.

La libertad es junto con la capacidad crear, uno de los regalos que Dios nos dio y que nos hace ser “a su imagen y semejanza”, tal cual fuimos creados, como nos dice el Génesis. La libertad es algo sagrado. Es un derecho que adquirimos por el mero hecho de haber nacido. No es una concesión graciosa del estado, es un derecho humano que nos viene directamente de Dios. La libertad es algo tan sagrado que Dios prefirió crearnos libres aún sabiendo de antemano que por el mal uso de la libertad íbamos a pecar y que como fruto del pecado original, nos íbamos a equivocar.

Dios nos ha podido haber creado robots obedientes y autómatas, incapaces de pecar o de equivocarnos; pero Dios en su infinita sabiduría, prefirió darnos libre albedrío, aún sabiendo que si bien la libertad nos iba a traer cosas malas, también nos iba a traer muchas cosas buenas. 

Uno de los antídotos que nos dejó Bolívar para impedir que perdiéramos la libertad, fue lo que dijo en el discurso de Angostura, del 15 de febrero de 1819:

 

“Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente”.

 

Si no hay alternabilidad, no puede haber libertad. Una de las características de los dictadores es su largo tiempo en el poder. Bolívar lo expresó magistralmente en el discurso de Angostura antes citado. Al atentar contra la libertad se atenta contra un derecho sagrado que ningún estado tiene derecho a arrebatarle al ser humano bajo ningún pretexto.

Por otra parte, poco se habla de lo que también dijera nuestro Libertador Simón Bolívar en el citado discurso de Angostura, donde se refería a los Estados Unidos de América: 

“La libertad ha sido su cuna, se ha criado en la libertad, y se alimenta de pura libertad”. 

 

El Congreso de los trece estados iniciales de Los Estados Unidos de América, el día 4 de julio de 1776, declaró la independencia de los Estados Unidos. Dicha declaración dice lo siguiente:

“Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”.

 

En el capítulo 20 de Evangelio según San Mateo se lee lo siguiente:

"Sabéis que los jefes de las naciones las tiranizan y que los grandes las oprimen con su poderío.26.Entre vosotros no debe ser así, sino que si alguno de vosotros quiere ser grande, que sea vuestro servidor; 27. y el que de vosotros quiera ser el primero, que sea el servidor de todos;28.de la misma manera que el hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida por la liberación de todos"(Mt. 20, 25-26).

En ese pasaje del Evangelio, Jesucristo nos está diciendo que no debemos ser ni tiranos ni opresores, sino servidores. Por su parte, Bolívar dijo en el discurso de Angostura que los pueblos se deben cuidar de la usurpación y la tiranía, y que hay que tomar el ejemplo de la libertad que  existe en Los Estados Unidos de América.

Ahora bien, uno de los grandes detractores de Bolívar fue Carlos Marx. Éste escribió sumamente fuerte contra Bolívar y además pretendió ridiculizarlo y menos mal que fue así porque históricamente hubiera preocupante el lo hubiera aplaudido. Esto último lo decimos por lo siguiente:

Mucho tiempo después al terminar Churchill un discurso en la Cámara de los Comunes, recibió el aplauso cerrado de sus oponentes y ante esa reacción, abrumado se lamentó y reflexionó diciendo: 

 

"Dios: ¿qué habré hecho para que me aplauda la canalla?"

 

Filosófica, política y religiosamente hablando, Carlos Marx estuvo abismalmente lejos de Simón Bolívar.  Marx negó la existencia de Dios y del alma inmortal. También dijo que “la religión es el opio de los pueblos”. 

 

Marx también negó el Séptimo Mandamiento de la Ley de Dios (“No Robarás”) ya que Carlos Marx afirmó que “la propiedad privada es un robo”. Si la propiedad privada fuera un robo, no tendría sentido hablar de propiedad ya que se roba lo que es propiedad de otro.  Si alguien no fuere propietario de algo es imposible que hubiere robo, ya que no se le puede quitar a alguien lo que no es suyo. El sentido de propiedad viene con el nacimiento. Sin que nadie tenga que ensenarle a un niño, de las primeras cosas que aprende a decir, es la palabra “mío” y defiende lo que es suyo. En consecuencia, la propiedad es un derecho natural.

 

A diferencia de Simón Bolívar, Carlos Marx niega el derecho natural. El derecho natural está escrito por Dios en el corazón del hombre. Viene con el nacimiento. Para Marx, lo que se llama el “derecho natural” no proviene de Dios sino del estado. Para Marx se llamaría “derecho estatal” que le da el estado al hombre. Puede que un pequeño niño no haya oído hablar de Dios porque ni siquiera en su casa se lo hayan nombrado, tal cual ha pasado en los regímenes comunistas a lo largo de la historia, en los cuales han prohibido hablar de Dios, pero aunque esto lamentablemente ha pasado así, un pequeño niño sabe que el matar es malo (Quinto Mandamiento de la Ley de Dios), también sabe que el robar es malo (Séptimo Mandamiento de la Ley de Dios) y también sabe que el mentir es malo (Octavo Mandamiento de la Ley de Dios), etc.

 

La libertad es otro derecho natural. Los tres principales derechos naturales son la vida, la libertad y la propiedad de los que antes hablamos. Bolívar creyó y lo demostró con sus hechos, que el hombre nace libre, tal cual lo expresa la Declaración de Independencia de Los Estados Unidos de América. En cambio, Carlos Marx dijo e infructuosamente trató de demostrar que el hombre no nace libre sino alienado. Por lo tanto el estado no puede permitir la libertad de los ciudadanos ya que al nacer “alienado” no es capaz de tomar decisiones por sí mismo, sino que el estado las debe tomar por ellos.

Por lo tanto, en países con gobiernos marxistas como lo fue la Unión Soviética, no son los ciudadanos los que deciden su propia vida, es el estado el que la decide por ellos.  En consecuencia, es el estado el que decide quienes son las personas que van y las que no van a universidad, quienes son profesionales del deporte y quienes no, y además les ordena dónde, cómo, y cuál trabajo realizarán, en base a los objetivos supremos del “Estado y la Revolución”, etc. Por eso mismo, Carlos Marx escribió tan injusta y violentamente contra Simón Bolívar, ya que El Libertador vivió para darle la libertad a cinco países de América.  Como bien lo indica, el título que le dieron el 14 de octubre de 1813, en el templo de San Francisco, en Caracas, es El Libertador.  

 

La libertad no es lo que dice Carlos Marx, la libertad no es una concesión graciosa que hace el estado, ni tampoco es una “tolerancia” que hacen quienes pretenden tiranizar a los pueblos. La libertad es lo que dice Bolívar que es y no solo que lo dijo, sino que lo demostró con sus obras.

 

Marx no inventó nada. Todo lo que hizo fue agrupar filosofías imperantes para el momento que lo tocó vivir. Por ejemplo, el concepto de la plusvalía no la inventó Marx, lo sacó del economista inglés David Ricardo. El concepto del materialismo dialéctico y la lucha de clases que se derivan de dicho concepto no son originales de Marx. Éste se basó en Hegel, quien fue el creador de la dialéctica de las ideas, etc. 

 

A diferencia de Marx, Bolívar partía de la base que “sin la conciencia de la religión, la moral carece de base” (Cartas, Vol. VIII, p. 75. Carta de Bolívar al cura Justiniano Gutiérrez, Bogotá octubre 1828). Si se parte de una concepción religiosa de la vida, hay que concluir que el hombre está religado.  La religación es a lo espiritual, lo que la gravedad es a la física.  El ser humano es atraído hacia de Dios de la misma manera que los cuerpos son atraídos a caer sobre la tierra. El alma busca a Dios al igual que la tierra reseca busca el agua.  

El salmo 42 explica esto muy bien. Recuerdo que lo cantábamos en la misa del Colegio:

 

“Como el siervo que a las fuentes de agua fresca va veloz, los anhelos de mi alma van en pos de ti Señor.”

 


 Y también el salmo 63:

 

 “Oh Dios, Tú eres mi Dios, desde la aurora te busco; mi alma está sedienta de ti, mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua”.

 

Y también el salmo 129:

 

Desde lo hondo a ti grito, Señor; 

Señor, escucha mi voz; 

estén tus oídos atentos 

a la voz de mi súplica. 

Mi alma espera en el Señor, 

espera en su palabra;

Mi alma aguarda al Señor, 

más que el centinela la aurora”. 

Ahora bien, el ser humano siempre terminará sustituyendo a Dios cuando lo remueve de su vida o lo niega, tal cual lo hizo el marxismo y por el contrario, nunca lo hizo Bolívar. Cuando Dios deja de ser adorado, el ser humano que así lo hace, pondrá en su lugar a un "dios" particular, que termina siendo una persona, objeto o cosa, teniendo en consecuencia, sus oraciones, ritos y santuario particulares hacia “su" dios particular. 

 

Si se le pone una lupa al marxismo, se verá que es una religión sustituta. Como antes dijimos, a diferencia de Bolívar que fue creyente, la ideología marxista dice que Dios no existe, que la religión es el opio de los pueblos y que el ser humano no tiene alma inmortal. Todo esto no lo inventó Marx, viene de libre pensamiento renacentista-racionalista que dice que “el hombre puede pensar como quiera”, cuestión que jamás dijo Bolívar. 

 

Lo que hoy en día se llama “un libre pensador” coincide con Marx, o en su defecto, termina desembocando en los mismos postulados de Marx; jamás con los de Bolívar. Marx no fue el primero en predicar una filosofía atea, liberal y libre pensadora, que jamás predicó Bolívar.  Marx terminó dándole a la filosofía atea antes dicha, una sustituta concepción religiosa de la vida, lo cual jamás hizo Bolívar, así a lo mejor, Marx no se haya dado cuenta de lo que había hecho.  A diferencia de Bolívar, Marx terminó creando una religión disfrazada o sustituta y quizás ese fue su gancho ya que por ejemplo en los años 60 del siglo XX, la tercera parte de la humanidad vivía en zonas dominadas por marxistas. Alguna razón tuvo que haber para ello y quizás sea por la sustituta religiosidad oculta que Marx le dio a su aparente filosofía atea comunista.  

 

En efecto y a diferencia de Bolívar:

El marxismo pretendió sustituir a Dios Padre por el propio Carlos Marx. 

El marxismo pretendió sustituir a Nuestro Señor Jesucristo por Lenín.

El marxismo pretendió sustituir al Espíritu Santo por el espíritu revolucionario.

El marxismo pretendió sustituir la Biblia por el libro “El Capital”, escrito precisamente por Carlos Marx. 

El marxismo pretendió sustituir los 4 Evangelios canónicos por “el manifiesto comunista”.

 

El marxismo tomó, para que fuera aplicado solamente entre ellos, el concepto de la caridad y de la solidaridad cristiana. En consecuencia, los marxistas se auto denominan “camaradas” (la Revolución Francesa lo llamó “fraternidad”.  Dicha revolución fue una suerte de preámbulo del marxismo). 

En consecuencia, el marxismo pretendió sustituir el concepto trascendente del cielo luego de la muerte y como premio eterno donde se irá a gozar con Dios por toda la eternidad, por un cielo o paraíso en la tierra. Este “cielo” terrenal del marxismo, Marx lo llamó “la sociedad igualitaria”. Cuando según Marx se llegue ahí, no hará injusticias, desigualdades, crímenes y a la vez se cumplirá el lema que anteriormente asumiera la Revolución Francesa como ideal revolucionario: libertad, igualdad y fraternidad.  En cuanto a este último punto, leamos lo que dijo Bolívar:

 

”Tomo el mayor interés por el restablecimiento de la religión y de las órdenes monásticas que tanto contribuyen a la civilización de este país y lo que es más, que trabajan incesantemente en impedir la propagación de los principios que nos están destruyendo y que al fin logran no sólo destruir la religión, sino los vivientes, como sucedió en la revolución de Francia…” (Cartas, Vol. VIII, p. 75. Carta de Bolívar al cura Justiniano Gutiérrez, Bogotá octubre 1828).

 

Para tratar de explicar que lo antes dicho se podía tardar, Marx dijo que mientras se llegaba a la sociedad igualitaria se hacía necesario crear "la dictadura del proletariado", pero que son otra cosa que las feroces y monstruosas dictaduras que a lo largo de la historia hemos visto en dictadores que se inspiraron en el marxismo, entre otros, Stalin, Mao Tse Tung, Pol Plot, etc; muy lejos de los ideales de libertad y creencias religiosas que tuvo Simón Bolívar. 

 

El concepto de libertad que no lo tuvo Marx pero que sí tuvo Bolívar, es muy importante, a tal punto que es una de las 4 columnas que sostienen la paz. La supuesta paz de las dictaduras que no tienen libertad, no es paz. La paz sin libertad no es paz. Para que haya paz debe haber libertad. En efecto: 

El día 11 de abril de 1963, San Juan XXIII publicó la encíclica “Pacem in Terris” (La Paz en la Tierra). Al conmemorarse los cuarenta años de la “Pacem in Terris”, San Juan Pablo II publicó otra encíclica para conmemorar la anterior. En ambas se nos dice cuáles son las 4 columnas que soportan el edificio de la paz:

Libertad

Justicia 

Verdad

Amor  

La encíclica “Pacem in Terris” es un documento universal que vale para todos los pueblos y en todos los momentos de la historia. 

Por otra parte: "La dejo la paz, les doy mi paz.  La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo” (Juan, 14,27).

La paz de la que habló Marx es la “paz” en la que no hay libertad. Luego es la paz que “da el mundo”. La paz de la hablaba Bolívar es la paz de Dios ya que la paz que se basa en la libertad.

 

Dice San Agustín que ''la paz es la tranquilidad en el cumplimiento del orden”. 

La palabra clave es tranquilidad. ¿Es que acaso hubo tranquilidad en los países que basaron “su paz” en lo que dijo Marx, tales como la Unión Soviética, la Alemania Oriental, etc.? 

En cambio, los países que han basado la paz en la libertad por la cual lucharon Simón Bolívar y George Washington, son los países que más han progresado y “más suma de felicidad posible” han tenido tal cual era el deseo de Bolívar.   

 

Marxista y bolivariano, son dos términos antagónicos, contradictorios y que mutuamente se repelen.

 

6- Además de lo anterior, hay que decir que la fe en Dios, la llevó Bolívar a la política, a la independencia, a la libertad, a su concepto de la moral, de la ética, etc. La fe en Dios de Bolívar no se quedaba en una nebulosa o en algo teórico que no llevaba a la práctica; era una fe que se traducía en obras, hechos y realizaciones.

A tal efecto, Bolívar, dijo frases relacionadas con la religión y la fe, que entre otras son las siguientes:

“Moral y luces son nuestras primeras necesidades”

“El talento sin probidad es un azote”.

 “Tengamos una conducta recta y dejemos al tiempo hacer prodigios”. 

“Los descendientes de San Pedro han sido siempre nuestros Padres”. Esto último lo dijo en la memorable ocasión de celebrar el nombramiento de los nuevos obispos de la Gran Colombia, en un brindis, el día 27 de octubre de 1827.

Desde Potosí le escribe a su hermana María Antonia el 27 de octubre de 1825 lo siguiente: 

 “Me alegra mucho de que los clérigos me esperen con impaciencia como tú dices. Puedes asegurarles que protegeré la religión hasta que muera” (Cartas del Libertador, Volumen V, página 147).

Le escribe al general chileno Bernardo O Higgins desde Huaraz-Perú el 14 de junio de 1824: “Dios guía los pasos de los hombres”.

 

En momentos muy difíciles, como por ejemplo en Carúpano, el 7 de septiembre de 1814, culmina su famoso Manifiesto diciendo lo siguiente: 

“Dios concede la victoria a la constancia”.

 

Permitiréis que mi último acto sea recomendaros que protejáis la religión santa que profesamos, fuente profusa de bendiciones del Cielo” (“Gaceta de Colombia”, núm. 370, 31 de agosto de 1828).

”Sin la conciencia de la religión, la moral carece de base” (Cartas, Vol. VIII, p. 75. Carta de Bolívar al cura Justiniano Gutiérrez, Bogotá octubre 1828. Esta carta de Bolívar ya fue anteriormente citada).

 

7-  En nuestra opinión, el momento más grandioso, excelso y sublime del cristianismo de Bolívar, fue en el momento de su muerte. En los puntos anteriores citamos la devoción mariana del Libertador, fijémonos ahora que en el “Ave María” dice “ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte”. 

Para un creyente, la hora de la muerte, debe ser algo muy importante, a tal punto que lo pedimos en el rezo del “Ave María”.  El mismo Bolívar expresó lo importante que iba a ser para él la hora de su muerte: 

 “Me siento morir, mi plazo se cumple. Dios me llama; tengo que prepararme a darle cuenta, y una cuenta terrible ha sido la agitación de mi vida; y quiero exhalar mi último suspiro en los brazos de mis antiguos compañeros, rodeado de sacerdotes cristianos de mi país y con el crucifijo en las manos”. 

El testamento y la última proclama de Bolívar fueron dictadas en Santa Marta, Colombia, el 10 de diciembre de 1830, pocos días antes de su muerte. Bolívar recibió los santos sacramentos de la siguiente manera:

Monseñor José María Estévez, obispo de Santa Marta, le administró el sacramento de la Confesión (Reconciliación) y los sacramentos de la Eucaristía y Unción de los Enfermos, les fueron administrados   por parte del humilde cura de la aldea de Mamatoco, “quien llegó en la noche con sus acólitos y varios indígenas” (para esa época, la Unción de los Enfermos se llamaba Extremaunción).

Leamos un extracto de su testamento y la relación de su fe en Dios:

“En nombre de Dios todo Poderoso. Amén.

Yo, Simón Bolívar, Libertador de la República de Colombia, natural de la ciudad de Caracas en el Departamento de Venezuela, hijo legítimo de los señores Juan Vicente Bolívar y María Concepción Palacios, difuntos, vecinos que fueron de dicha ciudad, hallándome gravemente enfermo, pero en mi entero y cabal juicio, memoria y entendimiento natural, creyendo y confesando como firmemente creo y confieso el alto y soberano misterio de la Beatísima y Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo tres personas distintas y un solo Dios verdadero, y en todos los demás misterios que cree, predica y enseña nuestra Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana, bajo cuya fe y creencia he vivido y protesto vivir hasta la muerte, como Católico fiel Cristiano, para estar prevenido cuando la mía me llegue con disposición textamental, bajo la invocación divina, hago, otorgo y ordeno mi Testamento en la forma siguiente: 

1) Primeramente encomiendo mi Alma a Dios nuestro Señor que de la nada la crió, y el cuerpo a la tierra de que fue formado, dejando a disposición de mis Albaceas el funeral y entierro, y el pago de las mandas que sean necesarias para obras pías, y estén prevenidas por el gobierno…”. 

En la última proclama de Bolívar, leemos lo siguiente:

''Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiabais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.

Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales.

 

¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”. 

Bolívar murió siguiendo el ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo y de San Esteban. Nuestro Señor Jesucristo dijo lo siguiente, en una de las siete Palabras dijo en La Cruz: 

 “Padre, perdónalos que no saben lo que hacen” (LC. 23, 34). 

San Esteban fue uno de los primeros siete diáconos. En los Hechos de los Apóstoles se nos dice lo siguiente:

“Mientras lo apedreaban, Esteban oraba, diciendo: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Después, poniéndose de rodillas, exclamó en alta voz: “Señor, no les tengas en cuenta este pecado”. Y al decir esto, expiró” (Hechos de los Apóstoles, 7, 59-60). 

Bolívar murió como un santo

 

escrito por LUIS ALBERTO MACHADO SANZ

Abogado

machadosanz@gmail.com

@caballitonoble