UN BEBE LLAMADO JESUS escrito por LUIS ALBERTO MACHADO SANZ

Abogado

machadosanz@gmail.com

@caballitonoble 

Meditación ante unas tarjetas de navidad del artista Juan Ferrándiz

I-Hace cierto tiempo, leí un extraordinario y maravillo libro de Henri J. M. Nouwen titulado “el regreso del hijo pródigo.  Meditaciones ante un cuadro de Rembrandt”. Henri J. M. Nouwen (1932-1996) es sacerdote católico, holandés, psicólogo, profesor y autor de más de 20 libros.  

 

 

En base al cuadro de Rembrandt, el sacerdote Nouwen hace unas valiosísimas meditaciones en torno al perdón, la reconciliación y la misericordia infinita de Dios. No perdamos de vista que en el cuadro de Rembrandt magistralmente se ve pintado el retorno del arrepentido hijo pródigo a la casa del Padre. Lo anterior es un ejemplo como a través de arte se puede rezar y meditar.

II- Adicionalmente al punto anterior, hace no tanto tiempo le escuché a un sacerdote explicar como a través del arte y la música también se puede predicar.  Por ejemplo Miguel Angel predicó sobre el “Juicio Final” que está pintado en la Capilla Sixtina y además sobre la Santísima Virgen María en su papel de Madre del Redentor con su escultura “La Piedad” que se encuentra en la Basílica de San Pedro en el Vaticano. 


Igual hizo Velázquez, quien predicó extraordinariamente bien la Pasión y muerte de Jesucristo con su genial pintura “el Cristo Crucificado” que se encuentra en el Museo del Prado de Madrid.  Es de notar como Velázquez le tapó buena parte de la cara con un mechón. En lo particular este detalle me hizo reflexionar que es como muy difícil imaginar la muerte del Rey de reyes y Señor de señores como lo es Jesucristo y que quizá era mejor poner como algo de pudor tapándole algo de la cara (en este caso Velázquez a través del arte, se expresó de manera religiosa).

Algo parecido hizo Salvador Dalí con su maravillosa pintura “Cristo de San Juan de la Cruz”.  Dalí se inspiró en un dibujo de San Juan de la Cruz que se conserva en el monasterio de la Encarnación de Ávila.  El cuadro está genialmente pintado desde el punto de vista de la perspectiva.  Podemos ver que “en la parte inferior del cuadro es un paisaje apacible, formado por un lago rodeado de montañas.  En un pequeño puerto, se afanan dos pescadores…  Entre el crucificado y el lago se interponen unas nubes de tonos místicos y misteriosos, iluminadas por el resplandor que emana de la cruz y de Cristo.  La obra simboliza al Cristo Redentor.  (Wikipedia, la enciclopedia libre).

III- A la luz de lo anterior en el sentido que a través del arte se puede predicar y también rezar, hace no muchos días me tropecé por Internet con u artista español y quien también me impactara profundamente. Se trata de Juan Ferrándiz, quien involuntariamente me trajera una nueva meditación sobre el nacimiento de Jesucristo.  No olvidemos que la Navidad no es otra cosa que la conmemoración del Nacimiento de Jesucristo

Brevemente diremos que Juan Ferrándiz fue un excelente y creativo “ilustrador español, especializado en cuentos infantiles y postales navideñas, escultor y escritor de poemas y cuentos para niños.  Nació  en Barcelona (España) en el año 1918 y falleció en agosto de 1997 a la edad de 79 años” (Wikipedia, la enciclopedia libre). 

Quisiera resaltar que al igual que muchos la imagen que desde pequeño tenía del niño Jesús era la tradicional. Sin embargo al ver las bellísimas y por lo menos para mí nuevas postales de Juan Ferrándiz me puse a meditar en base a sus postales de Navidad, en efecto acudí a la Biblia y me puse a volver a leer los Evangelios en lo relativo al nacimiento de Jesús y entre varios textos me volví a encontrar con el capítulo 2 del Evangelio de San Mateo: 

 

 "1.Jesús nació en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes. Unos magos de oriente se presentaron en Jerusalén 2.preguntando: "¿Dónde está el que ha nacido, el rey de los judíos? Porque hemos visto su estrella en el oriente y venimos a adorarlo". 3. Al oír esto el rey Herodes, se inquietó, y con él toda Jerusalén; 4.convocó a todos los sumos sacerdotes y a los maestros de la ley y les preguntó por el lugar de nacimiento del mesías. 5. Ellos le contestaron: En Belén de Judá, pues así está escrito por el profeta: 6.Y tú, Belén, tierra de Judá, de ningún modo eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel. 

 

7. Entonces Herodes llamó en secreto a los magos y se informó cuidadosamente de ellos sobre el tiempo en que había aparecido la estrella; 8.luego los envió a Belén, y les dijo: "Id y averiguad todo lo que podáis sobre ese niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para que vaya yo también a adorarlo". 9. Ellos, después de oír al rey, se marcharon; y la estrella que habían visto en oriente iba delante de ellos, hasta que fue a posarse sobre el lugar donde estaba el niño. 10. Al ver la estrella experimentaron una grandísima alegría. 11. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre; se pusieron de rodillas y lo adoraron; abrieron sus tesoros y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. 12. Luego regresaron a su país por otro camino, pues les habían dicho en sueños que no volvieran a donde estaba Herodes. 13.  Tan pronto como se marcharon, un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:

 

"Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y estate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo". 

14.Él se levantó, tomó al niño y a su madre de noche, se fue a Egipto 15.y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por medio del profeta: "De Egipto llamé a mi hijo". 

16. Entonces Herodes, al ver que los magos se habían burlado de él, montó en cólera y mandó matar a todos los niños de Belén y de todo su territorio, de dos años para abajo, según el tiempo que había calculado por los magos. 17.Y se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías: 18.Una voz se oyó en Ramá, llanto y lamento grande. Es Raquel que llora a sus hijos y no quiere ser consolada, porque ya no existen.

19. Al morir Herodes, un ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto 20.y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño". 21.Él se levantó, tomó al niño y a su madre y se fue a la tierra de Israel. 22. Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea. 23. Y fue a vivir a una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliera lo que habían anunciado los profetas, que sería nazareno." 

 

IV- En la cita del capítulo 2 del Evangelio de San Mateo se habla del “niño”. Sin embargo, en las postales de Juan Ferrándiz no estaban “la madre y el niño” sino mas bien “la madre y el bebé”. Jesús no nació como niño; primero fue bebé, luego creció para llegar a niño y finalmente murió y resucitó como hombre. 

 

El que primero Jesús fuera bebé y posteriormente niño está implícito en el Evangelio ya que por ejemplo y de acuerdo a los versículos antes citados a quienes envuelven en pañales es a los bebés, no a los niños; lo mismo pasa con quienes acuestan en un pesebre: un niño no cabe en un pesebre, tiene que ser un bebé y a quien llevaron a circuncidar cumplidos los ocho días no podía ser el niño Jesús sino el bebé Jesús. 

 

Además a quien protege San José con el episodio de la huida a Egipto es a un bebé, no a un niño; si hubiera sido un niño “no lo toma” tal como se hace con los bebés sino que más bien le hubiera dicho “hijo, vámonos ya para Egipto antes que llegue la policía de Herodes y te mate”, etc.

 

Además el crecimiento de Jesús de bebé a niño lo dicen también explícitamente los Evangelios:

 

“Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.  El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él” (Lucas 2,-40)

 

“Jesús volvió con ellos a Nazaret, donde vivió obedeciéndolos en todo.  Su madre guardaba todo esto en el corazón.  Y Jesús seguía creciendo en cuerpo y mente, y gozaba del favor de Dios y de los hombres” (Lucas, 2-51)

 

En este caso crecer significaría pasar de cero a uno, luego a dos, después a tres y así sucesivamente: el ser humano primero es bebé, luego niño y luego hombre.  Dice Santo Tomás de Aquino que Jesucristo murió a la edad de los 33 años, la edad de la plenitud de la vida; pero para llegar a esta edad tuvo que primero haber sido bebé a partir de la edad de cero años y hasta treinta y tres: es el nacimiento del bebé Dios lo que conmemoramos el 25 de diciembre de todos los años.  

 

Por otra parte, se pudiera poner el siguiente ejemplo: Jesús primero tuvo que haber aprendido a gatear como todos los bebés, luego como niño fue que aprendió a caminar, y entre otras cosas es como niño que aparece en el famoso episodio del “niño de perdido y hallado en el templo y que es el siguiente”:

2:41 Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua;  

2:42 y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta.  

2:43 Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre. 

2:44 Y pensando que estaba entre la compañía, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y los conocidos; 2:45 pero como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole.  2:46 Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles.2:47 Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas. 

2:48 Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así?  He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. 

2:49 Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais?  ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?  

2:50 Más ellos no entendieron las palabras que les habló. 2:51 Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos.  Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.  

2:52 Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2,-41-52) 

Es de notar que la expresión “bebé Jesús” no se la he escuchado nunca a nadie salvo a una señora venezolana que estando en Estados Unidos dijo” “the baby Jesus” pero creo que lo dijo así porque le sonaba mejor que traducir “the boy Jesus”. 

Visto lo antes dicho comencé a preguntarme por qué en los Evangelios no se habla del “bebé” Jesús sino del “niño” Jesús, o del niño Jesús que primero fue bebé Jesús. 

 

No soy un exegeta bíblico para responder a esta pregunta, el Espíritu Santo que directamente le inspiró los sagrados Evangelios a los cuatro evangelistas San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan sabrá el por qué; o quizás un culto exegeta que sepa lo que humildemente tengo que decir que no sé. Se me ocurre adivinar que a lo mejor la palabra “bebé” no existía para el momento en que El Espíritu Santo inspiró los Santos Evangelios.  Sin embargo tampoco en los Santos Evangelios ni en ninguna otra parte de la Biblia se prohíbe llamarlo “el bebé Jesús” o “el bebé Dios”. 

También en el Credo hablamos el nacimiento de Jesús:

 

“Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre, y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin” (Credo Niceno – Constantinopolitano). 

 

Es de notar que el día 25 de diciembre es cuando conmemoramos que el Hijo de Dios se haya hecho hombre. La parte esencial de esta meditación es que si bien el Hijo de Dios se hizo carne, primero fue bebé, luego niño, luego joven y luego adulto.

Por otra parte vemos lo siguiente:

 

«Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y mandó a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos» (Evangelio según San Mateo, 2, 16)

 

Con el debido respeto y acatamiento a los santos y sagrados evangelio hay quien pudiera opinar que los seres humanos de dos años para abajo, difícilmente serían catalogados como “niños”, más bien serían catalogados como bebés. En consecuencia Herodes asesinó bebés inocentes (la celebración litúrgica de los santos mártires inocentes es el 28 de diciembre).   

Luego de toda esta meditación teológica y que me dejó bastante cansado voy a permitirme una breve disertación sobre “el bebé Jesús”:

 

No creo que haya ser humano alguno que no se conmueva frente a un bebé.  Ahorita recuerdo el grupo venezolano de salsa llamado “Salserín”, tengo tiempo que no lo escucho, no sé si todavía existe, recuerdo que entre sus fundadores estaban Servando y Florentino Primera, pero lo que más recuerdo era “el bebé Salsero” (bueno, no era un bebé, era un niño pero lo llamaban “bebé salsero”).

 

Recuerdo también un libro de estimulación para bebés llamado “Hola Bebé”. La autora es la famosa psicóloga Dra Beatriz Manrique, este libro me conmovió y no tanto por las modernas teorías psicológicas de estimulación, sino porque se trataba de bebés.

Hace poco fui a una oficina donde en un determinado momento había mucho stress, pues bien dos trabajadoras que estaban en su reposo post-natal fueron a que sus compañeros y compañeras de trabajo conocieran a sus bebés, y de repente a aquellos trabajadores en aquella oficina “les salió el sol” y por lo menos por unos inolvidables momentos se olvidaron del stress del trabajo y se relajaron, como que si hubieran tomado un vaso de whisky.

 

 Si unos simpáticos y bellos bebés son capaces de iluminarnos en nuestros problemas y nos pueden ayudar a hacernos la vida bastantes más felices, ¿qué no podrá hacer por nosotros Jesús, que en la Navidad lo adoramos como “el Dios Niño” pero que la presente meditación nos hizo verlo como “el Dios Bebé”, que por amor a nosotros se hizo semejantes a nosotros en todo menos en el pecado?

 

Así como en la Semana Santa nos acordamos de Jesús crucificado, muerto y luego felizmente resucitado, creemos que sería muy bueno que en esta navidad meditáramos en “Jesús bebé”, en el “bebé Dios”.

 

Jesús, como bebé, supo lo que era el frío, también supo lo que era no tener un lugar para nacer tranquilamente:

“Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento» (Lucas, 2:7) 

 

Pero también compartió con nosotros sus buenos momentos ya que por ejemplo fue adorado por los “reyes magos”: 

 

«Al ver la estrella, (los magos) se llenaron de inmensa alegría.  Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra» (Mt. 2, 10-11) 

Es de notar que los magos con el oro le adoraron en su realeza, con la mirra en su humanidad y con el incienso en su divinidad. 

 

Jesucristo con su nacimiento, vida, muerte y resurrección, no trajo al mundo sino cosas buenas, como la paz, la justicia y nuestra salvación.   

 

V-Estamos hablando de “Un bebé llamado Jesús”. Vamos a ver algunos pasajes bíblicos del nombre de “Jesús” que aparecen en la Sagrada Biblia: 

"35.En todo os he mostrado que se debe trabajar así para socorrer a los necesitados, recordando las palabras de Jesús, el Señor: "Hay más felicidad en dar que en recibir"." Hechos de los Apóstoles. 20. 35

 

"10.Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, 11.y toda lengua confiese que Cristo Jesús es el Señor para gloria de Dios Padre." Carta del apóstol San Pablo a los Filipenses. 2. 10-11. 

 

"35.Sucedió que, al acercarse él a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna; 36.al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello. 37. Le informaron que pasaba Jesús el Nazareno 38.y empezó a gritar, diciendo: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!»". Evangelio según San Lucas, 18. 35-37 

 

"35. Jesús lloró." Evangelio según San Juan. 11. 35 

 

"11.Y sucedió que, de camino a Jerusalén, pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, 12.y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia 13.y, levantando la voz, dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!»" Evangelio según San Lucas, 17 

"39.Uno de los malhechores que estaban crucificados con Jesús lo insultaba: « ¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y también a nosotros.» 40. Pero el otro lo reprendió diciendo: « ¿No temes a Dios tú, que estás en el mismo suplicio? 41. Nosotros lo hemos merecido y pagamos por lo que hemos hecho, 42.pero éste no ha hecho nada malo.» Y añadió: «Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu Reino.» 43. Jesús le respondió: «En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso.»" Evangelio según San Lucas, 23. 39-43

 

"20…el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, 21.tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». 22. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta: 23.La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios-con-nosotros. 24. Cuando José se despertó, hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado y tomó consigo a su esposa. 25. Y sin que hubieran tenido relaciones, dio a luz un hijo, al que puso por nombre Jesús." Evangelio según San Mateo, 1. 20-25 

 

"3.Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo, 4.cayó en tierra y oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» 5. Él respondió: « ¿Quién eres, Señor?» Y él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues."  Hechos de los Apóstoles. 9. 3.5

VI-Alfredo M. Cepero es un gran columnista, escritor y periodista. Hace poco leí su artículo titulado “El Niño de Belén”. Voy a copiar algunos párrafos que se aplican a Jesús bebé, a Jesús y a Jesús hombre:

 

“Este artículo lo escribí hace varios años:

Este 25 de diciembre el mundo cristiano celebrará el nacimiento de un niño que hace dos milenios y diecisiete años vino al mundo de los mortales a cambiar no sólo el curso de la historia sino los parámetros en que esa historia es narrada y contabilizada. A partir de aquella noche de misterio, fantasía y esperanza en el polvoriento y remoto pueblecito de Belén el perdón por los agravios no sería síntoma de debilidad sino de fortaleza, de cobardía sino de amor. Y los acontecimientos originados por el tránsito del hombre sobre la Tierra tendrían como punto de referencia aquel momento en que lo divino y lo terreno, lo eterno y lo temporal se fundieron en el llanto del hijo de José y María. Aquel niño de Belén nos dio con su nacimiento, su prédica, su calvario y su muerte, además de un nuevo calendario, la opción de hacer de cada fecha un día de salvación o de condena…

 

Su Padre Celestial pudo haber hecho que su hijo único naciera en el seno de una familia acaudalada, en un suntuoso palacio o en un centro de poder o riquezas como Roma, Grecia o Egipto. Sin embargo, este Rey de reyes nació en un pueblucho miserable, en el seno de una familia humilde donde se ganaba el pan con sudor y trabajo, en un pesebre donde mitigó el frío sobre el heno calentado por unas vacas y como hijo de un pueblo perseguido y esclavizado. Todo ello porque tanto su nacimiento como su vida y su muerte fueron parte del plan divino con el cual Dios quiso impartir una lección imperecedera a los hijos descarriados de Adán. Para aquellos dispuestos a aprenderla y aplicarla, esa lección nos muestra el camino de la felicidad en la Tierra y de la salvación eterna.

 

Cristo, por otra parte, no es privilegio ni posesión de nadie. No vino a salvar a unos pocos sino a todo el género humano, sin importar raza, sexo o condición económica…

 

Su reino está al alcance de todo el que renuncie al odio y opte por el amor, renuncie a la venganza y opte por el perdón, renuncie a la violencia y opte por la paz, renuncie a la mentira y opte por la verdad, renuncie al derroche y opte por la austeridad, renuncie al egoísmo y opte por la generosidad…

 

Porque, para quien esto escribe, Cristo no es un personaje blandengue y edulcorado Cristo es perdón pero un perdón condicionado al arrepentimiento, la reparación y la voluntad de enmienda. Su perdón jamás estará en conflicto con la justicia…”. Fin de la cita.

 

VII-Dios tenga en su gloria a Juan Ferrándiz, quien con su arte supo predicar muy bien el Evangelio y usando el arte de las tarjetas de Navidad, nos mostró lo que dice el versículo 14 del capítulo Primero del Evangelio de San Juan:

 

"Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad." 

 

VIII-Niño Lindo

Ante Ti me rindo,

Niño Lindo,

eres Tú mi Dios. (Bis)

 

Niño Lindo

Ante Ti me rindo,

Niño Lindo,

eres Tú mi Dios. (Bis).

 

El aguinaldo copiado arriba también se pudiera cantar de la siguiente manera:

 

Bebé Lindo

Ante Ti me rindo,

Bebé Lindo,

eres Tú mi Dios. (Bis)

 

Bebé Lindo

Ante Ti me rindo,

Bebé Lindo,

eres Tú mi Dios. (Bis).

LUIS ALBERTO MACHADO SANZ

Abogado

machadosanz@gmail.com

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