EL SECRETO DE LA CONFESION
escrito por LUIS ALBERTO MACHADO SANZ
Abogado
@caballitonoble
1) En los años 30, en Francia, se da el asesinato de una mujer rica cuya intención era cobrar su herencia. La asesina el sacristán de una iglesia. El sacristán se va a confesar y a la vez en la sotana del sacerdote embarra el cuchillo que tenía las manchas de sangre. Además, pone el cuchillo en las pertenencias del sacerdote, etc. Es decir, fabrica las pruebas para inculpar al sacerdote y a la vez le cierra los labios ya que se había confesado con él. Como veremos más adelante, es potestativo del sacerdote, el poder absolver o no:
Sin embargo, lo que se habla en confesión sacramental, es secreto de confesión que está protegido por el sigilo confesional, haya absolución o no. Parece ser que no hubo absolución ya que el sacristán no estaba arrepentido sino que lo que quería era taparle la boca al sacerdote, como en efecto hizo.
Pues bien, vino el juicio y el sacerdote no pudo hablar. Sabiendo como sacerdote que el sacristán era el asesino, el sacerdote se vio obligado a callar y como las pruebas lo inculparon, fue condenado a cadena perpetua, en la Guyana Francesa.
Pasan los años y el sacristán se pone en peligro de muerte y llama al sacerdote, este accede en absolverlo siempre y cuando se comprometa a posteriormente llamar a un notario y contarle la verdad, cuestión que cumple. En consecuencia, al sacerdote se le declara inocente y lo mandan a buscar, pero ya el sacerdote había muerto.
De este hecho, en 1953, Alfred Hitchcock hizo una versión libre en una de sus más famosas películas y que fue titulada: "I confess". “Yo confieso”.
2) Veamos también el caso de San Juan Nepomuceno. Recuerdo que en la preparación de mi Primera Comunión que fue el día 8 de diciembre de 1961, el sacerdote que nos preparaba nos habló de este caso
San Juan Nepomuceno nació en Nepomuk, Bohemia (actual República Checa), en 1345. Era el confesor de la reina Sofía de Bavaria, esposa del rey Wenceslao IV, rey de Modalva. El rey Wenceslao quería que San Juan Nepomuceno le revelara los pecados de la reina. El rey lo conminó: lo mataría, si no le decía los pecados de la reina. Es obvio que Wenceslao quería saber, si la reina le ponía los cuernos o no: ¿qué otra cosa puede obsesionar así a un hombre?.
En efecto: San Juan Nepomuceno se negó, el rey Wenceslao lo mandó a matar, mandándolo a ahogar amarrado dentro de una bolsa gigante que fue tirada al río Moldava.
Dicen que el cadáver flotó desprendiendo a su vez una gran fragancia. Por lo tanto, el pueblo se dio cuenta que el crimen había sido obra del rey y éste se vio obligado a arrepentirse, etc.
Su epitafio dice así: "Yace aquí Juan Nepomuceno, confesor de la Reina, ilustre por sus milagros, quien, por haber guardado el sigilo sacramental fue cruelmente martirizado y arrojado desde el puente de Praga al río Moldava, por orden de Wenceslao IV, el año 1393". El epitafio está en la catedral de San Vito, en Praga.
San Juan Nepomuceno fue un mártir del sacramento de la confesión. La palabra mártir quiere decir “testigo”, como así lo atestigua su lengua, que se conserva incorrupta.
3) El cardenal József Mindszenty, luchó contra el nazismo y el marxismo, en Hungría. Vamos a citar un texto de su vida aparecido en la página web “te interesa.es” El texto es el siguiente:
“En medio de una Hungría ocupada por los nazis, Mindszenty encabezó un escrito de repulsa firmado por todos los obispos católicos del oeste, para exigir a su presidente que cesase su colaboración con Hitler, que ya había comenzado su plan de exterminación y tortura del pueblo judío. A causa de esta carta, el obispo fue encarcelado y permaneció en prisión hasta la salida de los nazis en abril de 1945.
Tras el horror nazi, Hungría se vio de nuevo sometida por el horror de la Rusia estalinista y Mindszenty se situó de nuevo con los más débiles. Su fama había crecido durante la posguerra por sus obras de caridad y el apoyo de su diócesis a los más pobres, pero pronto se encontraría de bruces con el régimen totalitario que querían imponer los comunistas. A medida que el Partido Comunista incrementaba su poder en Hungría, el resto de partidos políticos iba desapareciendo y la Iglesia se convirtió en la única oposición real al régimen. Mindszenty volvió a saltar a la luz al oponerse frontalmente a la nacionalización de las escuelas católicas. Por este motivo fue juzgado y acusado de alta traición por un tribunal que empleó pruebas falsas y un régimen que llegó a envenenarle para forzar su confesión, siendo finalmente condenado a cadena perpetua.
La vida de Mindszenty habría terminado en prisión de no haber estallado en 1956 la revolución húngara, que permitió al cardenal salir de prisión y liderar una fugaz transición hacia la democracia con una serie de discursos sobre la libertad y en defensa de la propiedad privada. Todo se cortó de raíz con la intervención de la Unión Soviética, que envió sus tropas para sofocar la rebelión y aniquilar toda esperanza de un futuro democrático en Hungría.
Antes de ser de nuevo apresado, Mindszenty pidió asilo en la embajada de Estados Unidos y permaneció allí durante quince años, hasta que fue liberado en 1971, tras un acuerdo entre la Santa Sede y el Gobierno comunista de Hungría. Tal vez el cardenal pudo ser liberado mucho antes, pero él insistió en permanecer en el país para que la opinión pública no olvidase el sufrimiento de los húngaros bajo el régimen soviético.
Una vez liberado se fue a vivir a Viena, donde siguió ayudando a los húngaros que lograban salir del país” (Fin de la cita).
Basados en el escrito antes citado, haremos el siguiente comentado del que nos enteramos:
Como antes leímos, el régimen comunista de Hungría, juzgó y acusó de alta traición al cardenal Mindszenty. En ese momento lo torturaron mediante drogas para sacarle información y además, así no dejaban huellas físicas en su cuerpo. Y es el caso que le sacaron todo lo que le pudieron sacar. Es decir, todo tipo de información, menos la que sabía mediante el sacramento de la Confesión. Cuando llegaban a lo de la Confesión, se trancaba el asunto. A los comunistas les fue imposible burlar el secreto del sacramento de la Confesión.
Aunque no viene directamente al caso de este escrito, se dice que por milagro de Dios, estando en vida San Pio de Pietrelcina, Dios le dio el don de la bilocación e hizo que el estigmatizado Padre Pío, fuera a visitar al cardenal Mindszenty en la embajada americana en Hungría. Por lo tanto, le llevó los implementos necesarios para que dijera la Santa Misa. El Padre Pío lo ayudó a decir la Misa y luego volvió a monasterio en Italia.
4) Lo anterior viene a colación, porque en días recientes, apareció una muy llamativa noticia:
“EE.UU.: Un sacerdote arriesga la cárcel por no violar el secreto de confesión
La diócesis de Baton Rouge defiende con firmeza la postura de su presbítero ante una orden judicial.
Haciendo una excepción en su política de no comentar casos judiciales inconclusos, la Diócesis de Baton Rouge, Estados Unidos, emitió una declaración oficial para rechazar un concepto de la Corte Suprema de Louisiana sobre la supuesta obligación de un sacerdote de declarar para esclarecer un caso.
El problema, insalvable para la Iglesia, es que lo que se solicita al presbítero es nada menos que revelar el contenido de la confesión sacramental de una presunta víctima. “Una doctrina fundamental de la Iglesia Católica Romana durante miles de años ordena que el secreto de confesión es absoluto e inviolable”, indicó la Diócesis como respuesta oficial.
Como cumplimiento de este grave compromiso, “un sacerdote está obligado a nunca romper este sigilo…Por este motivo, el Padre Jeff Bayhi, quien sirve en esta diócesis, debe abstenerse de declarar en el proceso de una niña que en teoría habría revelado detalles sobre un crimen en su contra en su confesión sacramental con el sacerdote. Además, el clérigo debe enfrentar sin doblegarse las acusaciones de no haber denunciado los hechos si hubieran sido de su conocimiento. El sacerdote rehusó declarar al respecto.
El secreto de confesión debe defenderse a cualquier costo.
“De ser necesario, el sacerdote debería padecer un proceso en una corte civil y debería sufrir una pena de prisión antes que violar su deber sagrado, violentar el secreto de confesión y su deber para con el penitente”, afirmó la Diócesis en términos claros sobre lo que podría ser el futuro del P. Bayhi, quien ha mantenido su negativa a testificar.
La Diócesis respaldó entonces la actuación del clérigo… Además, denunció que el hecho de que una corte civil pretenda determinar si una situación está o no protegida por el secreto de confesión constituye “una clara y desmedida violación de la Cláusula de Establecimiento de la Constitución de los Estados Unidos”… La Iglesia local pidió el respeto de la libertad religiosa e invocó la separación de la Iglesia y el Estado, al tiempo que anunció que realizará todas las acciones legales disponibles para proteger el ejercicio libre de la religión por parte de sus miembros” (fin de la cita. Extracto. Con información de Diócesis de Baton Rouge y UCA News. Artículo publicado en Gaudium Press/ALETEIA.org. Tomado de Reporte Católico Laico).
5) El sigilo sacramental del secreto de la Confesión, es lo que tienen en común, el caso del Padre Jeff Bayhi, con los casos del sacerdote víctima del sacristán asesino, la película de Alfred Hitchcock: "I confess", el martirio de San Juan Nepomuceno y todo lo el sufrimiento del cardenal József Mindszenty.
6) Antes de entrar al fondo del sigilo sacramental, diremos que en Los Estados Unidos, hay una muy marcada tendencia hacia la separación de la Iglesia y el estado. Tanto ha sido tanto así, que uno de los más férreos ataques que tuvo John F Kennedy, cuando en 1960 fue candidato, fue el hecho que como católico, no podía subordinar y someter, la Constitución de los Estados Unidos, a la voluntad del Papa.
Kennedy nunca renegó de su condición de católico pero dejó constancia que como presidente, seguiría practicando la separación entre la iglesia y el estado. Esto se notó en el hecho, de siendo presidente, en 1963, visitó al papa Pablo VI, en Roma. No le besó el anillo sino que le dio la mano.
También insistió en que no había ninguna incompatibilidad entre cumplir y hacer cumplir la Constitución de los Estados Unidos, y el ser católico.
Norman Vincent Peale, un pastor episcopal (anglicano), lideró el feroz ataque contra Kennedy. No pudo hacer que Kennedy perdiera las elecciones de noviembre, de 1960.
Lo de la Corte Suprema de Louisiana, nos parece un caso de doble moral. Cuando les conviene, usan el argumento de la separación de la Iglesia y el estado, pero no es así, cuando no les conviene.
7) Por los años 70, tuvimos el privilegio de escuchar al Padre jesuita, Oscar González Quevedo. Era de origen español, vivía en Brasil, en la ciudad de Anchieta. Fundó la cátedra de parapsicología en la universidad de Anchieta. Su apostolado fue combatir el espiritismo, la religión yoruba de brujos babalaos, las supersticiones, la santería, etc.
Vino muchas veces a Venezuela. El Padre González Quevedo explicaba científicamente todo aquello de las casas encantadas, los quiromantes, cartomantes, lectores de la taza de café, operaciones del cuerpo que hacían algunos brujos a través de las manos, curanderos, adivinos, hechiceros, etc.
Pero curiosamente, él decía que todo aquello era algo “del más acá” y “no del más allá”. Decía que eran fenómenos mentales y no cosas de brujos, etc.
El Padre González Quevedo reconoció que hay dos situaciones que la parapsicología no podía explicar. Él reconocía que habían dos situaciones que solo la podían explicar la fe que profesaba como sacerdote católico:
A) Las aguas de Lourdes.
El Padre González Quevedo decía que la aparición de la Virgen de Lourdes, tiene casi 200 años y que es inexplicable que no se hayan contaminado que las aguas de la piscina que brotaron a raíz de dicha aparición. En dicha piscina entran enfermos con toda clase de virus, bacterias, infecciones y demás porquerías, pero esas aguas permanecen permanentemente puras y cristalinas. En cambio, las aguas del Ganges sí están contaminadas (aguas a las que también le dan un contenido religioso curativo pero por parte de otra religión)
B) El secreto del sacramento de la Confesión, que en 2000 años, no ha fallado nunca.
Anteriormente pusimos el ejemplo del sacerdote víctima del sacristán asesino, también el caso de San Juan Nepomuceno y del cardenal József Mindszenty. Así, como el secreto de la Confesión, no pudo ser revelado en dichos casos, tampoco ahora, la Corte Suprema de Louisiana, podrá sacarle el secreto de Confesión al Padre Jeff Bayhi.
Se conocen todos los pecados imaginables. Es decir, se tienen noticias de todos los pecados posibles: incestos, filicidios (asesinatos de los hijos), parricidios (asesinatos de los padres), los escándalos del Papa Alejandro VI (Rodrigo Borgia), que tuvo hijos, que cometió asesinatos, se conoce el horrible crimen de la pederastia, etc.
La revelación del secreto de Confesión, es el único pecado del que no se tiene noticia. El violar el sigilo sacramental sería algo tan grave, que de acuerdo al Código de Derecho Canónico, en sus cánones 983 y 1388, se castiga con la pena de excomunión automática. El perdón de este pecado está reservado a la Sede Apostólica, es decir, al papa. Es un pecado tan grave que solo el papa lo puede perdonar o quien tenga delegación o autorización de La Santa Sede para hacerlo (la delegación o autorización es un mecanismo previsto en el Código de Derecho Canónico).
El Padre González Quevedo decía que tenía que haber algo de arriba que protege el sacramento de la Confesión. No hay nada más atractivo que un chisme y averiguarle la vida privada a los demás. Por algo las revistas chismosas, tales como la HOLA, tienen tanto éxito.
Sería muy peligroso para la permanencia del sacramento de la Confesión, que los sacerdotes chismearan los pecados que saben por la Confesión, porque el penitente no estaría dispuesto a ir donde un sacerdote que luego fuera a chismear los pecados que le confesaran. Y es el caso que todo el mundo se confiesa tranquilo, seguro que el sacerdote le va a guardar el secreto.
Si el secreto de la Confesión, no estuviera asistido directamente por el Espíritu Santo, nadie se confesaría, por ejemplo, del pecado de adulterio, porque obviamente que un marido que le pega los cuernos a la mujer o viceversa, no quisiera que su pecado quedara al descubierto, por boca de un sacerdote chismoso (como vimos antes, el atormentado y celoso rey Wenceslao IV, nunca supo si su esposa, la reina Sofía de Bavaria, le puso o no los cuernos, porque San Juan Nepomuceno no se lo dijo, el cual prefirió morir antes que violar el sigilo sacramental. Es decir, revelarle el secreto de la Confesión).
El sacramento de la confesión no es confesarse con un hombre, es confesarse con Dios pero a través de un ministro, es decir, de un sacerdote. La palabra ministro viene de intermediario. Cuando un penitente se confiesa, le está diciendo los pecados a Dios aunque a través del intermediario, del sacerdote; por eso el sacerdote tiene que guardar estricto secreto de los pecados confesados porque es depositario de un secreto se le está diciendo a Dios, así sea a través de un ministro.
El sacerdote no es dueño de esa información, se trata de una información de la que es dueña solo Dios, por eso ningún sacerdote puede disponer de una información que no le corresponde como lo es lo que sabe por la Confesión sacramental. Esto es lo que se llama, “el sigilo sacramental”.
El secreto de la confesión obliga al sacerdote, no al penitente, es decir, el que se confiesa puede hablar libremente de sus pecados pero el sacerdote no lo puede hacer.
Por otra parte, el sacerdote, en nombre de Dios, tiene la potestad de perdonar los pecados o no. Es potestativo. Jesucristo lo estableció así cuando instituyó el sacramento de la Confesión:
"Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado.
Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”.
Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar” (Juan 20, 19-23).
Es decir, si el sacerdote perdona los pecados aquí abajo, también quedarán perdonados allá arriba; pero si no perdona los pecados aquí abajo, tampoco quedarán perdonados allá arriba.
Ahora bien, los pecados dichos en Confesión son secretos, sea que el sacerdote perdone los pecados o no los perdone. En cualquiera de los dos casos entra el sigilo sacramental.
8) En relación a que el Padre Jeff Bayhi, viole el secreto de la Confesión, a la Corte Suprema de la Corte Suprema de Louisiana, le pasará lo que dice la estrofa de la poesía de Andrés Eloy Blanco, llamada “coplas del Amor viajero”:
“Y en un eterno esperar se me pasará la vida”.
Primero lo matan, tal cual hicieron con San Juan Nepomuceno, antes que el Padre Jeff Bayhi, viole el secreto de la Confesión.