San Maximiliano Kolbe

 escrito por LUIS ALBERTO MACHADO SANZ

Abogado

machadosanz@gmail.com

                               @caballitonoble 

1- El 14 de agosto es la fiesta litúrgica de San Maximiliano Kolbe. Dicha fiesta la pusieron ese día porque dicho día murió. 

 

Maximiliano Kolbe nació el 8 de enero de 1894, en la ciudad polaca de Zdunska Wola. Ese mismo día fue bautizado. Su nombre original era Raimundo. Se hizo capuchino franciscano. A los 14 años comenzó sus estudios en la cuidad de Luov, en la comunidad de los "Hermanos Menores Conventuales".  A los 16 años entró al noviciado y se cambió el nombre por el de nombre de Maximiliano. Lo hizo en honor a un gran mártir de origen africano.

 

Posteriormente lo envían a estudiar a Roma. En esta ciudad se consigue enemigos de la Iglesia que la atacaban despiadadamente. Por lo tanto, aún antes incluso de ser ordenado sacerdote, decidió entrar en la lucha para defenderla. En consecuencia, reunió a seis de sus compañeros y junto con ellos, fundó en 1917, la asociación apostólica "Milicia de María Inmaculada". En sus estatutos se estableció como objetivos "la conversión de los pecadores, incluso la de los enemigos de la Iglesia y la santificación de todos sus miembros, bajo la protección de María Inmaculada". Los jóvenes integrantes de dicha milicia espiritual, llevaban por título el de "Caballeros de Vanguardia".  

 

Recibió la ordenación sacerdotal el 28 de abril de 1918. Al día siguiente, quiso celebrar su primera Misa, en el altar de la Madonna del Miraccolo, de la iglesia de San Andreas delle Fratte. Lo anterior debido a que en dicha iglesia en 1842 ocurrió un célebre acontecimiento con Alfonso Ratisbona, quien inicialmente era judío. Ante la aparición de la Santísima Virgen, Ratisbona se arrodilló judío y posteriormente se levantó católico, siendo este hecho, una milagrosa, instantánea e inexplicable conversión. 

 

En los escritos que dejó San Maximiliano Kolbe, escribió que la intención de sus primeras misas era para "impetrar la conversión de los pecadores y la gracia de ser apóstol y mártir". 

En 1919 vuelve a Polonia. Fue internado en un sanatorio ya que tuvo un severo problema de salud que lo puso muy mal pero con la ayuda de Dios en primer lugar y de la ciencia médica en segundo, logró salvarse, recuperarse y seguir adelante. Luego de recuperada la salud, fundó una gaceta periodística llamada "El Caballero de la Inmaculada", publicación mensual de la asociación "Milicia de María Inmaculada".

 

Es de notar que en la víspera de la fundación de dicho periódico, San Maximiliano Kolbe reunió a los que iban a trabajar con él, unas 327 personas, con el fin de hacer una gran vigilia de Adoración al Santísimo Sacramento y de oraciones a la Santísima Virgen para que bendijeran "El Caballero de la Inmaculada". En consecuencia, los frutos de la oración se vieron rápidamente ya que a la noche siguiente se imprimía el primer número del periódico. 

 

Los resultados positivos continuaban multiplicándose ya que en 1927, el príncipe Juan Drucko-Lubecki les donó un terreno situado a 40 Km. de Varsovia.  En este sitio, San Maximiliano Kolbe empezaría a construir la "Niepokalanów", la "Ciudad de la Inmaculada".  Aquí San Maximiliano Kolbe Planeó la edificación de un enorme convento y también de nuevas instalaciones para su imprenta. Cuando le preguntaban por el dinero, contestaba”: "María proveerá, ésta es una empresa suya y de su Hijo". 

Y así fue, porque además de conseguir el necesario dinero, fundó la "Ciudad de la Inmaculada" ya que en 1939, "El Caballero de la Inmaculada" alcanzó el sorprendente tiraje de un millón de ejemplares. Además se le sumaron diecisiete diarios de menor porte y hasta se fundó una emisora de radio. "La Ciudad de la Inmaculada" contaba con 762 habitantes: 13 sacerdotes, 18 novicios, 527 hermanos legos, 122 seminaristas menores y 82 candidatos al sacerdocio. También residían allí médicos, dentistas, agricultores, mecánicos, sastres, albañiles, impresores, jardineros y cocineros. Además poseía una estación de bomberos.

Y no solo lo anterior, sino que además consiguió que se fundara en Nagasaki, Japón, una Niepokalanów. Para 1930, contaba con una tipografía en la que fueron impresos los primeros 10 mil ejemplares de "El Caballero de la Inmaculada”. En la Niepokalanów de Nagasaki hay que resaltar varios hechos providenciales, lo que quizás algunos pudieran llamar "premonición" y otros "revelación".

 

Veamos:

Antes de comenzar la segunda guerra mundial, les dijo a sus discípulos lo siguiente:

"Voy a morir y ustedes se quedarán aquí. Antes de despedirme de este mundo, les quiero dejar un recuerdo…mi alma desborda de alegría: el Cielo me ha sido prometido con toda seguridad… acuérdense de lo que ahora les digo…"

 

Por lo anterior, se pudiera concluir que cuando se estaban haciendo los planos de la sede de la Niepokalanów de Nagasaki, San Maximiliano Kolbe insistió mucho que dicha sede se tenía que construir "detrás de la colina". Muchos no entendieron el porqué de tanta insistencia. Obviamente se construyó como dijo San Maximiliano Kolbe. Esto no lo entendieron en el momento, lo después del bombardeo de la bomba atómica del 9 de agosto de 1945 ya que "detrás de la colina" no cayó dicha bomba atómica, saliendo totalmente ilesa dicha sede y todos los habitantes de la Niepokalanów de Nagasaki.

 

El Padre Kolbe solía repetir la siguiente frase: 

“Por Jesucristo estoy dispuesto a sufrir lo que sea. La Inmaculada está conmigo y Ella me ayuda”.

2-  Vamos en este segundo punto, a ver lo que a nuestro juicio, fue el acontecimiento más importante y trascendental de su vida que ocurrió durante la segunda guerra mundial:

 

El primero de septiembre de 1939, Alemania invade Polonia, dando comienzo a la segunda guerra mundial. Sin embargo, el Padre Kolbe no abandonó el monasterio. San Maximiliano Kolbe hace un gesto heroico: se negó a firmar la “Deutsche Volksliste” (“Lista de alemanes”). Dicha lista le hubiera reconocido derechos de ciudadano alemán debido a sus ancestros germanos. Con eso, se pudiera haber librado de todas las penurias, angustias, sufrimientos y martirio que posteriormente sufrió, porque hubiera quedado protegido por los nazis, aunque a cambio de eso, tendría que haber abandonado a los suyos. Esto demuestra una de las grandes características de virtudes, valores y santidad que tenía San Maximiliano Kolbe: era solidario, leal y fiel hasta el final. En dicho monasterio, les dio refugio a 3.000 polacos, entre ellos a 2.000 judíos.

 

A pesar de los invasores nazis, San Maximiliano Kolbe seguía escribiendo "El Caballero de la Inmaculada". En el último número escribió lo siguiente:

"Nadie en el mundo puede cambiar la verdad. Lo que podemos hacer es buscarla y cuando la hayamos encontrado, servirla. El conflicto real de hoy, es un conflicto interno. Más allá de los ejércitos de ocupación y de las hecatombes de los campos de concentración, existen dos enemigos irreconciliables en lo más hondo de cada alma: el bien y el mal, el pecado y el amor. ¿De qué sirven las victorias en el campo de batalla si somos derrotados en lo más profundo de nuestras almas?".

Obviamente que a los nazis no les agradó dicho escrito y en consecuencia, el 17 febrero de 1941, la Gestapo irrumpió en la "Ciudad de la Inmaculada" y posteriormente la cerró (la Gestapo era la terrible policía secreta alemana, de infeliz e ingrata memoria).Arrestaron al Padre Kolbe y a otros cuatro frailes ya ancianos. Fueron llevados a la prisión de Pawiak, en Varsovia. 

 

Posteriormente, en la tarde del 28 de mayo de ese mismo año, el Padre Kolbe fue transferido al campo de concentración de Auschwitz. En el transporte en que llegó, iba acompañado de otros 320 presos.

 

En dicho oprobioso lugar de confinamiento, la primera noche la pasó en un recinto junto con otras 320 personas. A la mañana siguiente, fueron desnudados y rociados con muy fuertes chorros de agua helada. A todos le dieron una chaqueta con un número y al Padre Kolbe le asignaron el número 16.670. Algo, que entre otras cosas, denotaba que los prisioneros, para los nazis no eran seres humanos, sino, si acaso, números. Las humillaciones y vejaciones contra el Padre Kolbe eran tan grandes, que además de lo anterior, entre otros sufrimientos le tocó el siguiente:

Un oficial nazi se quedó muy molesto y enfurecido, al percatarse que Maximiliano Kolbe portaba un hábito religioso con un crucifijo. El nazi le arrancó violentamente el crucifijo que llevaba al cuello y le gritó:

"¿Tú crees en esto?”

El Padre Kolbe, de una manera clara, contundente y sin que dejara lugar a duda, contestó de manera afirmativa. Ante esto, el nivel de cólera del nazi subió vertiginosamente y por lo tanto, le propinó una soberana bofetada. Tres veces, el nazi le hizo la misma pregunta y en las tres, San Maximiliano Kolbe contestó de la misma manera afirmativa y las tres veces recibió las mismas ultrajantes bofetadas. Dicen algunos de sus biógrafos, que San Maximiliano Kolbe daba gracias a Dios, a ejemplo de los Apóstoles, por ser digno de sufrir por Cristo: "salieron del Sanedrín, dichosos de haber sido considerados dignos de padecer por el nombre de Jesús" (Hechos de Los Apóstoles 5, 41).

En otro momento, sacaron a todo el grupo de prisioneros, a la plaza del campo de concentración, con el fin de crear brigadas de trabajo. Al Padre Kolbe lo pusieron a trabajar como como peón en el acarreo de bloques de arena y cemento, para la construcción de un muro alrededor del horno crematorio de Auschwitz. San Maximiliano Kolbe consolaba a sus compañeros diciéndoles "todo lo que sufrimos, es por la Inmaculada".

 

Otro día, el cabo nazi que estaba a cargo de la vigilancia de los prisioneros, le dio a Maximiliano Kolbe una tremenda paliza que lo dejó medio muerto. Como consecuencia, fue internado en el hospital de Auschwitz, con el rostro lleno de golpes y moretones. Además, tenía neumonía y mucha fiebre. Ante esto, San Maximiliano Kolbe repetía lo siguiente:

"Por Jesús soy capaz de padecer aún más. La Inmaculada está conmigo y me ayuda". 

En Auschwitz, a pesar de todo lo anterior, el padre Kolbe continuó realizando su ministerio sacerdotal hasta que ocurrió el siguiente hecho:

A finales de julio de 1941, San Maximiliano Kolbe fue transferido al Bloque 14, cuyos prisioneros eran obligados a trabajar en faenas agrícolas. En un determinado momento, Aprovechando un descuido de los guardias, un preso se fugó. Al pasar lista, se descubrió dicho escape. Al día siguiente, a las 18 horas, Fritsch, el nazi, comandante de Auschwitz, en represalia, le dice lo siguiente a los prisioneros: 

"Diez de ustedes serán condenados al bunker de la muerte... la próxima vez serán veinte".

 

En consecuencia, los nazis eligieron al azar, a 10 prisioneros que fueron condenados a ir al "búnker de la muerte". El "búnker de la muerte" también fue llamado la “celda del hambre”.  Esto era una cárcel subterránea a donde los echaban desnudos, no les daban ni agua, ni comida, con la intención que murieran por inanición. Una vez que el búnker se cerraba, el contacto con el mundo exterior se cerraba para no ser abierto salvo para sacar los cadáveres. Aquello recuerda el cartel que puso Dante a las puertas del infierno en su muy famosa obra La Divina Comedia:

''El que entre aquí que pierda toda esperanza de salir''.  

Cuando los guardias nazis les cerraban las puertas a los prisioneros, sarcásticamente solían decir: "Ahí se van a secar como cascaras".

En dicho "búnker de la muerte" o “celda del hambre”, perecieron en la segunda guerra mundial, más de cinco millones de prisioneros.

Los 10 condenados entran en pánico, sabían lo que les esperaba. Uno, en especial, empieza a gritar:

"¡Adiós, adiós, mi pobre esposa!... ¡Adiós, mis hijitos, hijitos huérfanos!" 

 

El que dijo la frase anterior fue el sargento Franciszek Gajownieczek, quien era de origen polaco.

Posteriormente, el Padre Kolbe, que no había sido seleccionado entre los 10 condenados a muerte, se quitó la gorra y se puso en actitud de ¡firme! ante el comandante Fritsch. Éste, sorprendido, pregunta lo siguiente:

"¿Que quiere este cerdo polaco?".

El Padre Kolbe, señalando hacia el ya seleccionado a morir, el sargento Franciszek Gajownieczek, le contestó lo siguiente:

 "Soy sacerdote católico polaco; soy anciano; quiero tomar su lugar, porque él tiene esposa e hijos...".

 

Aquel gesto logró tal impacto, que hizo enmudecer por unos momentos a un nazi lleno de odio y crueldad, como lo era el comandante Fritsch.  Después del momento de dicho enmudecimiento, con un gesto de la mano y con cierta sarcástica sonrisa, Fritsch pronunció la palabra "¡Raus! ¡Fuera!", mediante la cual le ordenaba a Franciszek Gajownieczek que saliera de la fila de los condenados, tomando en consecuencia, San Maximiliano, el lugar de Francisco Gajownieczek".

Al ir camino al "búnker de la muerte" o la “celda del hambre”, pronuncia la siguiente oración:

"Reina mía, Señora mía, has mantenido tu palabra. ¡Es para esto que yo he nacido!". 

Pasaron dos semanas, los presos iban muriendo uno tras otro. Al término de la tercera semana, solo quedaban cuatro, uno de ellos era San Maximiliano Kolbe. Necesitando la celda para asesinar a otros presos, los nazis decidieron acabar con la vida de estos cuatro. El criminal nazi de apellido Boch, los fue terminando de matar, uno a uno, dejando al santo mártir para el final. A todos les inyectó una inyección endovenosa de ácido fénico. 

 

En el "búnker de la muerte" o la “celda del hambre”, San Maximiliano Kolbe fortaleció en la fe a sus compañeros de suplicio, con oraciones y cantos, por lo que un testigo que trabajaba como una suerte de conserje, declaró que “tenía la impresión que estaba en una iglesia”.

 

San Maximiliano Kolbe Alargó espontáneamente su brazo para que lo pincharan. Posteriormente otro nazi de Auschwitz, entró en el bunker de la muerte y lo encontró muerto con "los ojos abiertos y la cabeza inclinada. Su rostro, sereno y bello, estaba radiante". Según el certificado de defunción de dicho campo de concentración, San Maximiliano Kolbe se fue a la Casa del Padre, a las 12:50, del 14 de agosto de 1941, víspera de la fiesta de Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma al Cielo. Tenía 47 años.

 

3- Luego de dos milagros obtenidos gracias a su intercesión, el 17 de octubre de 1971, Maximiliano Kolbe fue beatificado por el beato Papa Paulo VI. En el mensaje de beatificación, Pablo V proclamó lo siguiente: 

 

"Maximiliano Kolbe ha sido un apóstol del culto a la Virgen contemplada en su primer, originario y privilegiado esplendor, el de su propia definición en Lourdes: "la Inmaculada Concepción". Resulta imposible separar el nombre, la actividad, la misión del Beato Kolbe, del nombre de María Inmaculada...ningún titubeo estorbe nuestra admiración, nuestra adhesión a esa consigna que el Beato nos deja en herencia".

Posteriormente, otro polaco, el Papa San Juan Pablo II lo canonizó el 10 de octubre de 1982. Fue en la Plaza de San Pedro, hubo una multitud de 200 mil personas. En dicha canonización, San Juan Pablo II lo declaró "mártir" y a su vez afirmó que "la inspiración de toda su vida fue la Inmaculada, a quien confiaba su amor a Cristo y su deseo de martirio". Es de notar que en la canonización estuvo presente el propio Franciszek Gajownieczek, que como antes dijimos, fue la persona por cuya vida se inmoló Maximiliano Kolbe, tomando su lugar en la fila de los 10 condenados a muerte en Auschwitz. 

 

4- En la reciente visita del Papa Francisco a la jornada mundial de la juventud, celebrada en Cracovia, Polonia, el portal web ACI PRENSA relató lo siguiente: 

"CRACOVIA, 29 Jul. 16 / 03:13 am (ACI).-Durante su visita al campo de concentración nazi de Auschwitz, en el tercer día de su viaje apostólico a Polonia, el Papa Francisco conoció la “celda del hambre” donde fue encerrado San Maximiliano Kolbe hasta el día de su muerte, el 14 de agosto de 1941.

En el oscuro recinto, en cuyas paredes hay una placa recordatoria y un grabado de las víctimas con tres cirios al centro, el Santo Padre se sentó y oró solo y en silencio por cerca de seis minutos".

5- Es realmente poco lo que se puede comentar de esta asombrosa, increíble e inexplicable vida, en la que alguien de manera voluntaria y sin presión de ningún tipo, se pone en el lugar de otro para ofrendar su vida por salvar otra vida. Como antes dijimos, Juan Pablo II lo declaró "mártir". La palabra mártir viene de “testimonio”, “testigo”. Pues bien, San Maximiliano Kolbe dio testimonio de la virtud teologal de la caridad.  Maximiliano Kolbe es mártir de la caridad. Siguió el ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo que dio su vida por la salvación de todos. Bien lo dijo Jesucristo:

 

Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos" (Juan 15, 13).

 

6- Un busto de San Maximiliano Kolbe se encuentra junto al altar de la Madonna del Miraccolo, Iglesia de Sant'Andrea delle Fratte, Roma, como recuerdo de que allí fue celebrada su primera Misa.

escrito por LUIS ALBERTO MACHADO SANZ

Abogado

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